Columna: A través de su cámara, el artista de Los Ángeles Juan Escobedo busca sus raíces mexicanas
Juan Escobedo es uno de esos personajes que hay que conocer para entender el ritmo de esta ciudad. Sociable y culto, con su sombrero que lo identifica, mantiene un pie en Los Ángeles y el otro en lado sur de la frontera. Su corazón lo reparte entre esos sus dos quereres.
Nació en San Diego, pero tiene fuertes raíces en el estado de Jalisco, de donde viene, por cierto, su afición a los sombreros, esa que lo ha hecho famoso en Los Ángeles, luego de que Los Ángeles County Arts and Culture seleccionó su retrato El Sombrero, para una muestra colectiva y que fue exhibido en el Grand Park del 11 al 18 de marzo.
La foto fue tomada en 2018 y es un auto retrato con el sombrero de Miguel López, su abuelo. “El era de Jalisco y vino a Estados Unidos cuando los visitantes pagaban 50 centavos por cruzar la frontera. No supe que formaba parte del Programa Bracero hasta años después. Mi abuelo siempre llevaba sombrero para montar a caballo o hacer trabajos agrícolas. El sombrero era una extensión de quién era y de la tierra que cuidaba”, dice Escobedo. “Me siento honrado de haber sido seleccionado entre tantos grandes artistas para mostrar mi trabajo en esta exposición, es como haberle dado vida a mi abuelo en las calles de esta ciudad”.
Ese gusto por las sombras y los ángulos viene de lejos, bueno, concretamente de Huejuquilla, Jalisco, donde Escobedo creció al lado de sus abuelos.
“Entre perros, gatos, gallinas y cerdos, la casa se mantenía en una semipenumbra permanente”, recuerda Escobedo. “Las veladoras alumbraban las imágenes de la virgen que mi abuela tenía, y los sombreros eran parte del mobiliario de la casa”.
En ese entorno de claroscuros que recuerdan los paisajes y fotografías del escritor mexicano Juan Rulfo, Escobedo desarrolló esa sensibilidad por las imágenes y la necesidad por encontrar sus raíces.
Escobedo sabe bien que aquí en California está su casa, pero también escucha esa voz de sus antepasados que lo invitan a recorrer los pueblos, las tradiciones, los sabores y la cotidianidad de los pueblos de México.
Por eso lo mismo está en un mercado de Boyle Heights conversando con los jóvenes que quieren ser cineastas, que en las afueras de una iglesia en Oaxaca o en un pueblo de Jalisco, disfrutando de la gente, sintiéndose arropado, pero al mismo tiempo extranjero. “¿Cuántos no hemos sentido esa sensación al regresar a la tierra de origen?” pregunta Escobedo con una sonrisa.
Escobedo sigue desmenuzando sus recuerdos. “En Huejuquilla, en Los Altos de Jalisco no había electricidad, sólo lámparas de petróleo y me acuerdo que siempre había sombreros, vírgenes y la imagen destacada de San Martín de Porres, el santo de los animales”.
De esos recuerdos de la infancia le viene esa necesidad de experimentar con las sombras, con la iluminación y las siluetas. Y la mejor forma de expresar esa necesidad de expresión fue a través de la fotografía, que empezó a practicar desde que tenía 15 años cuando estudiaba en La Jolla High School en San Diego.
Y fue en ese arte donde entendió que la cámara no era sólo una herramienta, sino que era también un vehículo para despertar la conciencia sobre diferentes temas sociales. Así nació su serie Trash and Tears, una serie de fotografías que Escobedo inició en 2017 en la que retrató a actores y modelos en medio de los paisajes urbanos marginados.
En esa serie Escobedo explora los problemas de la acumulación de objetos, la salud mental, la pobreza, el grafiti y la drogadicción a través de la basura entre la población sin hogar. “Trash and Tears es también una reflexión en torno a la valía de los objetos. Lo que para unos es basura, para otros es un tesoro”, dice Escobedo.
Aunque siente su pertenencia a Los Ángeles, donde llegó en el 1991 para estudiar Teatro con énfasis en dirección y fotografía en Cal State L.A y en East L.A College, Escobedo ha dedicado buena parte de su carrera como fotógrafo a recuperar su identidad mexicana, tanto en Jalisco como en Oaxaca, donde ha hecho fotografías que le han valido grandes satisfacciones personales.
Aunque su incursión en la fotografía viene desde sus tiempos de estudiante, su otra vocación la encontró por casualidad.
En 2007 un amigo le pidió que declamara un poema titulado “Soy soldado en Irak”, en el que narra cómo se trata a los veteranos una vez que regresan a Estados Unidos después de pelear por este país, donde son olvidados y hasta despreciados por el resto de la sociedad.
Una vez que leyó el poema lo ilustró con imágenes y envió el video al Festival de Cannes, donde ganó el premio al Mejor cortometraje de menos de 4 minutos otorgado por el Departamento de Artes y Cultura de Suiza y el Premio Cine de Conciencia del Festival de Cine del Valle de Sonoma (2008).
“Cuando regresé a Los Ángeles pensé que deberíamos tener un festival así en el Este de Los Ángeles”, dice Escobedo.
Y puso manos a la obra. Con el apoyo de la supervisora Gloria Molina y Guadalupe Bojórquez de la Casa Cultural, organizó el East LA Film Festival que desde el 2008 se lleva a cabo, y donde se reúnen las obras de numerosos artistas locales que están tratando de destacar en esta competida industria.
De la mano del Festival nació The East LA Society of Film and Arts, mejor conocida como TELASOFA, una organización sin fines de lucro cuyo objetivo es ofrecer a los jóvenes de las zonas marginadas de Los Ángeles, la oportunidad de aprender el arte cinematográfico.
Como cineasta Escobedo se ha labrado una amplia reputación. Fue nominado para el prestigioso Premio Imagen (2009), que reconoce las representaciones positivas de los latinos en el cine y la televisión. Otros de sus trabajos como director son Ruby, una película para Current TV.
En 2018, “Marisol,” un cortometraje que aborda los horrores de la violencia doméstica y el abuso infantil, ganó el premio al Mejor Cortometraje Dramático en el Hollywood Reel Independent Film Festival y los premios a la Mejor Actriz para Siennah Ortiz y Toni Torres en el Women’s Independent Film Festival y en el Playhouse West Film Festival. Más recientemente en mayo del 2022 este cortometraje ganó Best director, Best Child Actress y best short film en el San Diego Movie Awards en Balboa Park.
El guion de “Marisol” también entró a formar parte de la colección permanente de la Biblioteca Margaret Herrick de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (AMPAS), puesta a disposición de los investigadores.
Pero Escobedo tiene mucho camino por delante. Entre sus proyectos se encuentra filmar una película en la que se aborde el tema de la población negra de México. “Es una parte de la sociedad que ha sido olvidada, marginada y durante siglos, tratada de borrar”, dice Escobedo, quien pronto viajará a los estados de Oaxaca y Guerrero para recuperar esa parte de la historia de México.
“Si olvidamos quienes somos, estamos perdidos”, dice Escobedo.
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