Barberos y estilistas en California al borde de la quiebra: ‘Si seguimos así yo voy a perder mi negocio’
Los Ángeles — Durante cuatro años, Julio, quien omitió su apellido, ha trabajado como barbero en Los Ángeles. Este trabajo le ha permitido, como padre soltero, sacar adelante a su hijo adolescente. No obstante, el cierre del local en el que era empleado ahora lo tiene apretado económicamente y con deudas por saldar.
“Han sido muy difíciles estos días”, dice en entrevista con Los Angeles Times en Español.
Sus ingresos no eran onerosos, pero era suficiente para pagar la renta y comprar la comida. A la semana, cuenta que ganaba unos 350 dólares, aparte recibía unos 150 dólares de propina aproximadamente.
“Antes solo con la propina cubría mi gasolina”, aseguró.
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Al cerrarse los negocios, a mediados de marzo, se quedó sin esa fuente de ingreso. Al principio, echó mano de sus pocos ahorros, pero ese recurso se agotó pronto.
“Debo $1.200, porque en dos meses solo he pagado la mitad (de la renta)”, indicó.
Al verse acorralado, tuvo que buscar otro empleo. A la fecha, lleva cuatro semanas trabajando como agente de seguridad. Por el momento, solo trabaja cuatro horas por día.
“Las deudas se van acumulando”, aseguró.
Lo que anhela, dijo Julio, es que se abra la barbería en donde se mueve como pez en el agua.
“Que hagan conciencia, porque nosotros tenemos familia que mantener”, le dice a las autoridades estatales. “Estamos esperando que se abran lo más pronto posible, sino que nos den una ayuda de algo”.
Según las disposiciones estatales, esta industria abrirá hasta la fase tres. Sin embargo, la Federación de Belleza Profesional de California (PBFC), que representa a 500 mil afiliados no aceptó que se les califique como “no esencial” y para evitar una espera prolongada demandaron al gobernador.
La querella fue presentada en Los Ángeles, el martes 12 de mayo, por el abogado Harmeet Dhillon, en representación de la PBFC, en contra del gobernador Gavin Newsom y del fiscal del estado, Xavier Becerra.
“Esta es una acción tomada para restaurar los derechos de libertad garantizados por nuestro estado y nuestra constitución federal a cada uno de estos profesionales”, dijo Dhillon en declaraciones recogidas por el portal de noticias 10news.com.
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En la fase dos, se abrieron guarderías, librerías y jugueterías. Para los profesionales de esta industria aquí debió incluirse a los barberos y estilistas.
En los dos meses que lleva sin trabajo, Julia De La O, residente en el Valle de San Fernando, considera que ha perdido unos 9 mil dólares. Además, asegura que tiene una deuda que oscila en $1.500 de la renta de local, algo que no sabe si va a poder pagar o cierra el local porque la cuenta sigue subiendo.
“En esto los pequeños negocios salimos perdiendo más”, aseguró la estilista que lleva 25 años cortando cabello.
“Yo ya estoy quebrada”, indicó De La O.
En diciembre de 2016, Edith Vidal abrió su barbería en el vecindario Sun Valley, al norte de Los Ángeles. Al comenzar el 2020, asegura que el trabajo comenzó lento como de costumbre. Contrario a otros años, en febrero y marzo siguió igual, hasta que fue cerrado el local hace nueve semanas.
“La renta no la estoy pagando, tampoco el cable ni la luz, todo se acumuló”, manifestó, asegurando que a la fecha lleva unos 10 mil dólares en pérdidas.
Vidal, con unos 10 años de experiencia, cuestiona que los salones de belleza y barberías sigan cerrados, mientras se permite que los casinos y negocios de baño de perros reabran sus puertas.
“Siento que a ellos (gobierno estatal) lo que les importa son los negocios grandes, en cambio los pequeños negocios no les proveen las suficientes ganancias que ellos quieren”, aseveró.
A juicio de Vidal, mientras las autoridades no abran estos negocios, la práctica clandestina se proliferará más. Entre sus colegas, es sabido que los barberos y estilistas se han desplazado a trabajar en sus casas, algo que han hecho para evitar una multa de $1.000 en caso de que los encontraran ejerciendo su oficio en el negocio.
“No es lo seguro, lo seguro es hacerlo aquí en la barbería”, dijo mostrando su local vacío con las tijeras, peines, navajas y máquinas guardadas en una gaveta, esperando que les den luz verde para operar.
“Quisiera que por favor inmediatamente nos den el ok para que abramos y trabajemos con todas las medidas necesarias, reglas y leyes”, pidió a las autoridades.
“No puedo seguir así, si seguimos así yo voy a perder mi negocio”, concluyó Vidal.
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