Alemania se sacude la timidez post Segunda Guerra Mundial para respaldar la defensa de Ucrania contra Rusia
Sacada de su letargo de posguerra por la invasión rusa de Ucrania, Alemania se estaba transformando al armar a Ucrania con armamento y aumentar el gasto en defensa.
Alejada de su zeitgeist pacifista posterior a la Segunda Guerra Mundial por la invasión rusa de Ucrania, Alemania se estaba transformando a una velocidad vertiginosa, el domingo, para estar entre los líderes en armar a Ucrania y aumentar su propio gasto en defensa.
Mientras más de 100.000 alemanes (los organizadores estimaron la multitud en 500.000) vitorearon a los oradores, denunciando al presidente ruso, Vladimir Putin, y sus fuerzas armadas en una manifestación por la paz realizada en el corazón de Berlín. El canciller alemán, Olaf Scholz, anunció impresionantes planes en el Reichstag, a menos de una milla de distancia, para gastar 100.000 millones de euros adicionales (alrededor de 111.000 millones de dólares) en un fondo especial para reequipar su propio ejército, además de los 47.000 millones de euros que ya están en el presupuesto de este año.
Cada vez más avergonzado por su vacilación para apoyar firmemente a Ucrania y separarse de su principal proveedor de energía, Rusia, la nación, con una profunda aversión a la beligerancia tras los horrores que le infligió la Segunda Guerra Mundial, ahora planea poner fin a su histórica prohibición de enviar armas a las zonas de conflictos.
Scholz anticipó que Alemania mandará 1.000 armas antitanque Panzerfaust 3 y 500 misiles antiaéreos Fliegerfaust 2 Stinger a Ucrania. También precisó que finalmente permitirá que otros países europeos envíen de inmediato sus propios suministros de combate de alta tecnología de origen alemán a la nación ucraniana para ayudar en la defensa contra Rusia.
“Los tiempos han cambiado”, destacó el canciller en una sesión especial del parlamento, realizada el domingo. “El mundo ya no es el mismo. Tendremos que invertir mucho más en la seguridad de nuestro país para proteger nuestra libertad y nuestra democracia”.
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Con sus estrechos vínculos comerciales con Rusia, y su dependencia para más de la mitad de sus suministros de gas natural, Alemania ha sido objeto de crecientes críticas por parte de sus socios de la Unión Europea y la OTAN, por retrasar el envío de armas para ayudar a Ucrania a defenderse. Aunado a que se había mostrado reticente a aceptar la imposición de duras sanciones económicas, como vetar a los bancos rusos del sistema SWIFT, de pagos internacionales.
Scholz, quien sucedió a Angela Merkel hace solo dos meses, definitivamente abandonó el sábado la negativa de exportar equipo de combate a Ucrania; antes de eso, la nación alemana se había negado a enviar suministros más allá de unos 5.000 cascos.
El canciller abrió aún más las compuertas el domingo con el sorpresivo anuncio de que Alemania incrementaría de inmediato su gasto en defensa al 2% del Producto Interno Bruto (PIB) prometido a los socios de la OTAN en 2014, en comparación con el 1.4 % actual, luego de declarar durante los últimos ocho años que no era posible.
Los presidentes estadounidenses del pasado y del presente, así como los socios de la OTAN, suplicaron durante mucho tiempo que Alemania gastara una parte considerablemente mayor de su PIB en defensa. En cambio, las fuerzas armadas alemanas (conocidas como Bundeswehr), con fondos insuficientes, se vieron afectadas por la escasez de piezas que dejó en tierra a la mayoría de los aviones de combate en su fuerza aérea y muchos de sus tanques.
“El gobierno alemán acaba de dar un giro de 180 grados ante nuestros ojos”, expuso Thomas Jaeger, politólogo de la Universidad de Colonia, en una entrevista. “Es notable la velocidad del cambio en el gasto de defensa y respecto de las exportaciones de armas a las zonas de conflicto”.
El jefe del ejército alemán reconoció la semana pasada que la Bundeswehr estaba mal equipada para una guerra en Europa, y que él, como millones de personas en Alemania, nunca pensó que fuera posible hasta el ataque no provocado de Rusia contra su vecino. “Las fuerzas armadas están allí prácticamente con las manos vacías”, escribió el teniente general Alfons Mais en comentarios en las redes sociales.
“Por primera vez desde el final de la Guerra Fría, todos se dan cuenta de que el país tiene un ejército que probablemente no podría protegerlos”, añadió Jaeger. “Durante mucho tiempo fue más fácil y popular que los funcionarios electos se resistieran a gastar en seguridad. Todo eso está cambiando rápidamente en este momento”.
Tras desmentir reportes de inteligencia calificándolos como una “mentira” e “invención” de occidente, el presidente ruso Vladimir Putin invadió Ucrania con un despliegue masivo de misiles, aviones y tropas, no visto desde la II Guerra Mundial.
Julius van de Laar, analista político en Berlín, consideró que Alemania había estado bajo una enorme presión por parte del resto de la UE para tomar medidas más duras contra Rusia, aunque eso significaría dejar de lado sus inclinaciones profundamente pacifistas y los fantasmas de su pasado nazi.
El intrincado razonamiento de Alemania para impedir que la UE vetara a Rusia del sistema bancario internacional SWIFT, la semana pasada, provocó una fuerte reacción contra Berlín este domingo.
“Alemania fue empujada a dar estos pasos por una UE sorprendentemente unida”, comentó Van de Laar. “Honestamente, ha estado rezagada durante décadas en temas de defensa. Y todo el mundo le ha estado diciendo que deje de depender del gas ruso. Es tarde, pero al menos dio un paso en la dirección correcta”.
En la manifestación por la paz en Berlín, la mayoría de los oradores y participantes expresaron su alivio de que Alemania finalmente estuviera saltando sobre su sombra y contribuyendo fuertemente a la defensa de Ucrania.
“Estamos aquí para mostrar solidaridad con Ucrania y esperamos tener un efecto positivo para poner fin a la guerra”, remarcó Marc Ahner, un cantante de jazz de 46 años que sostenía un letrero donde pedía el encarcelamiento del líder ruso por crímenes de guerra. “No creo que Putin se sienta intimidado por nosotros. Pero sigue siendo importante que estemos aquí defendiendo a Ucrania. Con suerte, verá todo ese apoyo”.
Ahner agregó que, al igual que muchos alemanes, está desgarrado por la pregunta de si Alemania, que fue responsable de tanta muerte y destrucción durante la Segunda Guerra Mundial, debería participar en el envío de armas. “Es un aprieto horrible para nosotros”, reconoció. “Realmente no sé qué es peor: ser acusado de no ayudar a Ucrania al no enviarlas o mandar armamento a una zona de guerra. Pero probablemente sea el menor de dos males”.
Hartmut Kramer, un jubilado de Berlín nacido en 1944, cerca del final de la Segunda Guerra Mundial, participó en marchas por la paz durante décadas y se opuso al estacionamiento de armas nucleares estadounidenses en Alemania Occidental durante la Guerra Fría. Sin embargo, ahora piensa que su nación no tiene otra opción. “Siempre estoy en contra de las armas”, afirmó Kramer, quien cuando tenía un año de edad, en la Alta Silesia -ahora parte de Polonia- estuvo entre quienes huyeron del ejército ruso invasor. “Siempre he creído en el movimiento por la paz. Pero nada justifica lo que está haciendo Putin. Con gran pesar digo que, a veces, no hay otra opción que enviarlas”.
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