Exalumnos se movilizan en EE.UU. para ayudar al colegio salvadoreño en el que se formaron
El Colegio de España Padre Arrupe atiende con becas a cerca de 2 mil estudiantes de zonas de escasos recursos en San Salvador
LOS ÁNGELES — En medio de la pobreza y la violencia pandilleril de Soyapango, al oriente de la capital salvadoreña, se erigió en 1998 un centro educativo español; el trabajo de esa institución germinó y ahora los exalumnos radicados en Estados Unidos se movilizan para contribuir a la expansión de los proyectos del Colegio Padre Arrupe.
Cerca de una decena de exalumnos radicados en San Diego, West Covina, Los Ángeles, Dallas, Houston y Nueva York se han unido para recaudar fondos y ayudar al colegio fundado por el sacerdote y académico español Juan Ricardo Salazar-Simpson, cuya visión sirvió para llevar una opción de alta calidad educativa a los hijos y las hijas de personas de la clase trabajadora.
“Es muy importante apoyar para que los niños y las niñas tengan una educación de alta calidad; la educación nos saca de la ignorancia y nos ayuda a tener un mejor futuro”, valora Marta Pacheco, residente en West Covina, California, graduada en esta institución en el 2000.
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La directora general de la Fundacion Padre Arrupe en España, Aurora de Rato Salazar-Simpson, solicitó apoyo a los antiguos estudiantes. En respuesta, en septiembre realizaron una recaudación de fondos en Houston, Texas; ciudad en donde se desarrollará otro evento benéfico este viernes 11 de octubre.
Soyapango es un distrito populoso, ahí residen más de 280 mil personas, en su mayoría son habitantes de escasos recursos. Es aquí donde el sacerdote jesuita originario de Zaragoza, España fundó el colegio que actualmente atiende con becas a 1,900 estudiantes desde los tres años de edad con educación inicial hasta el bachillerato.
Santiago Nogales Martín, director general de la Fundación Padre Arrupe de El Salvador, explica que se estableció el colegio ahí porque los hijos y las hijas de obreros y empleados de las zonas industriales locales no tienen acceso a la misma educación que tienen las personas con mayores ingresos económicos.
“Nuestra intervención está dirigida a la clase trabajadora”, indica.
En los últimos cuatro años, aumentaron de 1,400 a 1,900 estudiantes, quienes reciben becas para acceder a la educación. Estos alumnos provienen de Soyapango y distritos de escasos recursos como Ilopango, Ciudad Delgado y San Martín, todos en el departamento de San Salvador.
La ayuda que puedan generar sus exalumnos, asegura Nogales Martín, servirá para sostener el trabajo del colegio, pero igual tienen planes de ofrecer estudios a nivel universitario, también desean crear un teatro, un museo y aulas para el desarrollo cultural en donde puedan ofrecer talleres de pintura, escultura, danza, teatro y música.
“Queremos que se convierta en un polo de desarrollo cultural para el Gran San Salvador, donde hace falta muchísimo”, agregó.
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Pacheco, de 42 años, nació en Ilopango y creció en Soyapango. Después de graduarse del Colegio Padre Arrupe estudió profesorado en Educación Parvularia en la universidad.
Ella recuerda que para estudiar el bachillerato tenía que desplazarse en un microbús del colegio entre 30 y 40 minutos. En esta institución se sentía segura, era como un oasis, en medio de la convulsión social de esos años en esa zona. Después de recibir sus materias regulares se dedicaba a las diversas actividades y programas extracurriculares.
“Era un alivio estar en el colegio, pasaba más tiempo ahí que en la casa, estaba muy ocupada, siempre estudiando. Académicamente era más avanzado que otros colegios del área”, indica Pacheco, quien piensa organizar eventos benéficos locales para sumarse a este esfuerzo desde el condado de Los Ángeles.
Por su trabajo en los medios de comunicación, uno de los exalumnos más reconocidos es David Urías. Llegó a Los Ángeles en 2014 para trabajar en la estación Telemundo, luego pasó a Univision en Sacramento, California y a la filial de esta estación en Dallas, Texas donde trabaja desde hace tres años.
Su involucramiento en esta iniciativa, dice el periodista ganador de 12 premios Emmy, es muy personal. En 2003 se graduó del bachillerato en el Colegio Padre Arrupe, en esa época su madre pagaba 18 dólares mensuales de colegiatura, él también estaba becado.
“Reconozco que los éxitos tienen que ver con la formación académica que yo recibí en el colegio; antes yo no tenía la disciplina, la autoexigencia y esa perspectiva de soñar en grande que adquirí en el Colegio Padre Arrupe”, describe Urías.
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Todo lo que haga solo es una parte de lo mucho que le dio esa institución educativa, agrega el comunicador que antes de migrar laboró en dos noticieros del Grupo Megavisión en San Salvador, entre 2008 y 2014.
“Es una forma de agradecimiento porque todos los estudiantes somos beneficiarios de becas escolares”, reconoce, detallando que más allá de las materias regulares recibía teatro, literatura española y psicología. “Es una forma de devolver a la institución y a las nuevas generaciones todo eso que recibimos; y lo hacemos de todo corazón”, apunta Urías.
Para el primer evento, realizado el 15 de septiembre anterior, Urías condujo ocho horas desde Dallas para participar en la recaudación de fondos realizada en Houston.
Rocío Linares, de 35 años, es enfermera. Llegó a Estados Unidos en el 2010. Desde hace cinco años trabaja en el MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas, antes laboró en el Texas Children’s Hospital. Para llegar hasta ahí, reconoce que fue fundamental la formación que recibió en el Colegio Padre Arrupe.
En sus seis años de estudio, entre el séptimo grado y el bachillerato, ella pagaba solo 12 dólares mensuales.
“Casi nadie pagaba la colegiatura que debía ser; yo pagaba 12 dólares, eso no se compara a lo que se pagaba en otros colegios privados”, dice la joven residente en Houston, quien está organizando este segundo evento benéfico que se realizará de 4 a 10 pm el 11 de octubre en el Axelrad Beer Garden, negocio que junto a Ninfa’s Restaurant y Magnolia Houston Hotel se han sumado como patrocinadores de esta noble causa.
“El colegio me abrió las puertas del conocimiento, la disciplina y la autoexigencia para poder llegar a donde estoy”, indicó Linares. “Mi meta es ayudar al colegio para que las niñas y los niños en el futuro tengan las mismas oportunidades que yo tuve”.
La Fundación Padre Arrupe administra este colegio y cuenta también con una clínica que atiende entre 200 y 250 personas diariamente por un costo simbólico en el distrito de Soyapango.
Las personas que deseen apoyar este esfuerzo pueden realizar donaciones en línea en el sitio web de la Salvadoran American Humanitarian Foundation’s, al ingresar solo se debe indicar que la contribución es para la Fundacion Padre Arrupe.
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