Generación Z: amplificando la música oaxaqueña en California y más allá
Los Ángeles — En el corazón de Oaxaca, México, donde los vibrantes paisajes se bañan con el cálido resplandor del sol, existe una belleza que trasciende el tiempo y el espacio: la belleza de la música oaxaqueña.
Cocido por su rico patrimonio cultural, su tapiz tejido con hilos de tradiciones indígenas e influencias españolas, Oaxaca también se hace notar por sus melodías y ritmos contagiosos donde cobra vida su verdadera esencia. De Oaxaca a California, hay un tramo de 1,800 millas, pero su música tiene una capacidad extraordinaria para trascender las fronteras geográficas y culturales, uniendo a las personas y fomentando conexiones.
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Conoce a estos jóvenes de Maqueos Music Academy, en el centro de Los Ángeles. Todos ellos nacieron en Estados Unidos, pero están decididos a preservar y diseminar el legado musical de sus antepasados a través de sus instrumentos.
Como magia, todos ellos están de acuerdo en que la música les habló, le contó historias de un lugar sereno y lejos de la agitación que mueve a las grandes ciudades. Y hoy en día, cada melodía que tocan de ese estado, para ellos es testimonio de identidad y resiliencia de las comunidades indígenas que han resistido siglos de cambios y agresiones.
Entre estos jóvenes, se encuentra José Bravo, quien desde temprana edad quedó encantado con los sonidos tradicionales que resonaban tanto en su hogar como en el estado natal de sus padres, quienes se mudaron al sur de California entre los años 80 y 90.
“Ya pagué mis errores con una pena de cárcel, pero si me deportan sufriría dos penas más, la de no estar con mi familia, y la de no poder cumplir mis servicios con la comunidad”
Bravo nació hace 24 años en el sur de Los Ángeles, pero de niño pasaba innumerables horas escuchando la música de sus padres, que resaltaba instrumentos como la marimba, un xilófono de madera, y la jarana, un pequeño instrumento parecido a una guitarra, pero fue la trompeta lo que más le llamó la atención.
“Aparte de escuchar la música Oaxaqueña en el hogar con mis padres, de pequeño pude visitar algunas veces el estado donde ellos nacieron. Ahí veía a la gente disfrutando los tonos regionales al igual que en las fiestas del pueblo”, dijo Bravo.
A la edad de 10, en el 2010, Bravo asistió a una presentación de instrumentos en su escuela local. Ahí fue donde finalmente decidió tocar la trompeta y le pidió a sus padres que encontraran un lugar donde él pudiera practicar el instrumento de aire.
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A unos 20 minutos de su casa en el centro de Los Ángeles, estaba el lugar perfecto para aprender: Maqueos Music Academy, en Koreatown.
En el 2007, el maestro de música Estanislao Maqueos, urioundo de Oaxaca, formó la academia con el fin de enseñarle a los oaxaqueños niños y jóvenes de segunda generación la música que muchos de ellos no crecieron escuchando con regularidad.
“Vi la falta de servicios comunitarios en cuanto al arte, específicamente la música, y viniendo de un lugar donde aprender instrumentos musicales es parte de la cultura, pensé que era mi misión enseñarle a los niños que nacen aquí”, dijo Maqueos, de familia de músicos.
En Maqueos Music Academy, los estudiantes no solo aprenden a tocar instrumentos de viento y metal, como trompeta, clarinete, saxofón, tuba y flauta, sino también instrumentos de percusión.
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Bravo ha estado asistiendo a la misma academia desde hace 14 años con algunas ausencias entre algunos años, pero su habilidad lo ha llevado a componer su propia música.
De pequeño, reconoce Bravo, él nunca le compartió a sus amistades o compañeros de clases de secundaria o preparatoria que le gustaba tocar música oaxaqueña, pero fueron esos sonidos donde encontró su identidad.
“Crecí en Estados Unidos escuchando la música local y popular que todo adolescente debe escuchar, pero no hablaba de mis preferencias, porque pensaba que compartir mi gusto no tendría sentido. Nadie me iba a entender cómo un joven como yo podía escuchar esa ‘música folclórica de un estado mexicano’... ”, dijo Bravo.
Hoy en día, Bravo ve esta música como el legado que le estaban dejando sus padres. Toda una gama de sonidos que lo transportan al refugio de la identidad y la familia.
La fiesta está en su apogeo, la música está a todo lo que da y la piñata hecha de colorido papel crepe ya está colgada de un gancho mientras dos invitados detienen los extremos de la cuerda que la eleva al aire.
“La música oaxaqueño es arte que quiero que el mundo entero conozca”, dijo Bravo, quien está aferrado en perfeccionar su solfeo y convertirse en maestro de música.
Al escuchar a Bravo hablar sobre lo importante que es la preservación y la diseminación de la música oaxaqueña, Maqueos, de 49 años, no se sorprendió.
La ciudad de Los Ángeles alberga el segundo grupo más grande de oaxaqueños fuera del estado de Oaxaca, México.
“Somos una comunidad que durante muchos años hemos luchado por ser reconocida por todas nuestras aportaciones. Los niños han crecido viendo a su padres trabajar, abrir negocios y luchar por sus derechos y continuar sus tradiciones locales aun viviendo en Estados Unidos”, dijo Maqueos.
“Cuando estos muchachos tocan sus instrumentos es como si solamente con la armonía, emoción y sentimiento, van reafirmando su identidad”, dijo Maqueos.
La música oaxaqueña es una fusión de tradiciones indígenas zapotecas y mixtecas con influencias españolas. Esta mezcla de culturas se refleja no sólo en los instrumentos tales como la marimba, el xilófono, y la jarana, sino también en las melodías y ritmos.
“Las melodías y letras a menudo se inspiran en historias antiguas, el folklor y la vida cotidiana de las comunidades indígenas. Esta conexión con las raíces culturales añade profundidad y autenticidad a la música que no podemos darnos el lujo de dejar en el olvido”, dijo Maqueos.
El maestro de música llegó a Estados Unidos en el año 2000 cuando tenía 24. Su primer trabajo fue en una lavandería industrial trabajando 12 horas diarias, después planchando ropa en varias tintorerías, y lavando carros.
A principios del 2001, al ver que no había bandas juveniles o infantiles, Maqueos se fijó el objetivo de apostar por los jóvenes y niños, y formó la Banda juvenil Solaga USA con la que estuvo cinco años. No fue hasta el 2007 que el inmigrante abrió finalmente Maqueos Music Academy.
En este lugar, ubicado en Koreatown, Daisy Herrera Beltrán, de 22, encontró su voz y se ha propuesto compartir la música de sus padres con todo aquel que se le acerca.
Al igual que Bravo, ella también creció escuchando la música oaxaqueña en el hogar, así como tuvo la oportunidad de visitar el estado al sur de México, y escuchar en persona a las bandas locales en las fiestas del pueblo.
“Me encantaba escuchar la melodía ‘Dios Nunca Muere’, y hace un año y medio decidí aprender a tocar el clarinete no solo para mi propia satisfacción sino para compartir con otros mi cultura”, dijo la joven, estudiante veterinaria.
Para ella, la música oaxaqueña se ha convertido en un puente que conecta generaciones.
“Al tocar un instrumento no se requiere palabras, no solo la música nos conecta como hijos de oaxaqueños nacidos aquí en Estados Unidos, también nos conecta con nuestra identidad e historia. Si seguimos esta tradición, nos aseguramos de que no se pierda este arte”, dijo.
Herrera Beltrán, quiere que el público conozca la música oaxaqueña para quebrar el historial de agresión contra la comunidad indigena, la cual tambien ha experimentado la colonización y sus efectos duraderos, incluido el despojo de tierras, la supresión cultural, la discriminación sistémica por su color del piel cafe oscuro y razgos indigenas, los esteoreotipos y las disparidades economicas.
“Los pueblos indígenas a veces están sujetos a estereotipos que los retratan como atrasados, primitivos o menos avanzados. Estos estereotipos suelen ser inexactos y perpetúan prejuicios negativos, lo que da lugar a críticas injustas”, dijo la joven.
“Oaxaca y su gente tiene mucha cultura, y es hora de que nuestra generación la comparta sin vergüenza no solo en todo California sino en todo el país”, agregó.
Mientras por ahora Herrera Beltrán practica su clarinete, Joseph Giovanni Alcantara Santos, de 30 se convirtió desde hace dos años en maestro de música para niños de sexto a octavo grado para Berendo Middle School, en Los Ángeles. Ahí, él siempre encuentra la oportunidad de enseñarle a los estudiantes a tocar la música regional de Oaxaca.
Alcantara Santos entró como estudiante a la Academia de Maqueos cuando tenía 12 años y se quedó ahí refinando sus habilidades con el clarinete, la tuba y el saxo tenor hasta el año pasado.
Para Alcantara Santos, la música es una herramienta para demostrarle al mundo entero que los oaxaqueños están presentes en Los Ángeles y todo California.
“La comunidad oaxaqueña es muy grande en este país, y por ejemplo, en Los Ángeles se hace notar por sus negocios, gastronomía y eventos culturales como la Guelaguetza, y sus bandas que amenizan diferentes celebraciones”, dijo Alcantara Santos.
En octubre de 2023, el ayuntamiento de Los Ángeles designó una sección de Pico Boulevard entre Arlington Avenue y Westmoreland Avenue, en el sur de Los Ángeles como el “Corredor Oaxaqueño”, en un esfuerzo por celebrar al pueblo de Oaxaca.
Según la moción, la migración oaxaqueña contemporánea tiene sus raíces en los patrones de movimiento de mediados del siglo XX que caracterizaron a México en general. Los inmigrantes partieron hacia destinos en los Estados Unidos ya en la década de 1940, y muchos encontraron trabajo por contrato a través del Programa Bracero. El programa terminó en 1964 y muchos oaxaqueños encontraron trabajo en industrias agrícolas y de servicios en toda California.
Los oaxaqueños también se han dispersado a El Valle Central, incluida la ciudad de Fresno y Santa Rosa, con una importante población atraída por las oportunidades agrícolas de la región.
Iván Nolasco, otro estudiantes de Maqueos decidió llevar su legado hasta Washington, Seattle.
Con 31 años de edad, Nolasco recuerda haber ingresado a las clases de la academia en el 2010 para permanecer en el mismo lugar hasta el 2020.
Ahí el joven aprendió a tocar el bombo, tambor, barítono y saxofón para luego estudiar una licenciatura en música en el California State University Northridge y una maestra en educación de música en Washington University.
“A pesar de ser oaxaqueño en mi hogar no se escuchaba esa música pero los ritmos me interesaron mucho porque se entrelazan muy bien con los bailes e historia de ese estado”, dijo Nolasco, quien es maestro de música de primero a quinto grado en Midway Elementary School, en Des Moines.
La razón principal de Nolasco para ser músico fue para decirle a otros estudiantes que ellos pueden ser los músicos oaxaqueños del futuro.
“De niño yo vi muchos maestros de otras etnias, pero no vi maestros músicos mexicanos mucho menos de Oaxaca. A veces la familia o las amistades te dicen, ‘ser músico no es una profesión, no te deja dinero’. Yo digo que hagas lo que te apasiona, y todo cae en su lugar a su debido tiempo”, dijo Nolasco.
Actualmente, Maqueos Music Academy cuenta con más de 60 alumnos desde la edad de cinco hasta personas adultas. Ahi también llegan alumnos de otros países como Guatemala y El Salvador.
La academia también cuenta con dos bandas filarmónicas, que tocan desde género popular como marchas, boleros, paso doble, danzón, swing, vals, zapateado, oberturas y sin faltar los jarabes y sones oaxaqueños, un estilo musical tradicional mexicano con raíces indígenas del estado de Oaxaca.
Los estudiantes de este lugar pueden participar en los desfiles locales, bodas, cumpleaños, fiestas patronales y hasta velorios. Por otra parte, los alumnos más avanzados tocan en varios lugares de renombre en el sur de California como el Teatro Ford, Walt Disney Concert Hall, el Museum of Latin American Art, el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y Los Angeles Convention Center, entre otros. Las filarmonicas también han viajado a eventos musicales en Washington D.C., Colorado y Texas.
Para Maqueos viajar presentando la música oaxaqueña es todo un logro, no solo para sus estudiantes sino para toda la comunidad de ese estado.
“Hace 20 años en California éramos los ‘oaxaquitas’ y nos avergonzamos por ello, pero ahora todo mundo quiere conocer más de Oaxaca, por sus niños que tocan y bailan, por su gastronomía, por sus constantes eventos bien organizados, su participación en la comunidad, su artesanía y ahora su música”, dijo Maqueos.
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