Oficiales catalogaban falsamente a personas como pandilleros y falsificaban registros, descubrió LAPD
La policía de Los Ángeles le dijo a una madre del valle de San Fernando que su hijo estaba en una pandilla. Ella dijo que no lo estaba. La investigación posterior descubrió inconsistencias en los informes de los agentes.
Según varias fuentes, más de una docena de oficiales de la División Metro del LAPD, considerada como de elite, están siendo investigados por su presunta falsificación de la información recolectada durante las paradas de tránsito y por representar erróneamente a personas como miembros de pandillas o vinculados con estos grupos.
Se sospecha que los agentes, asignados a patrullas especiales en el sur de Los Ángeles, falseaban las tarjetas de entrevista de campo durante las paradas e ingresaban información incorrecta sobre los interrogados, como un intento de aumentar las estadísticas de esas detenciones.
Según las fuentes, al menos en un caso, las grabaciones de cámaras corporales y de patrullas no coincidían con lo expuesto en las tarjetas. Algunos de los oficiales fueron retirados del servicio activo, aclararon las fuentes.
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El jefe de la policía, Michel Moore, contactó el lunes a algunos líderes cívicos en el sur de Los Ángeles para dar detalles de la investigación. “La integridad de un oficial debe ser absoluta. No hay lugar en el departamento para ninguna persona que falsifique deliberadamente información en un reporte”, expuso Moore en un comunicado.
El Departamento de Policía de Los Ángeles emitió una larga declaración, el lunes, donde explicó que la investigación comenzó cuando una madre del Valle de San Fernando recibió una nota del departamento, a principios de 2019, que informaba que su hijo había sido identificado como miembro de una pandilla. La mujer pensó que su hijo había sido identificado erróneamente como tal, e informó la cuestión a un supervisor en una estación de policía cercana.
Según el Departamento de Policía de Los Ángeles, el supervisor revisó de inmediato las circunstancias, incluido un video de cámaras corporales y otra información, y halló inexactitudes en la documentación presentada por un oficial.
Más tarde, se le notificó a la madre que su hijo no sería identificado como pandillero y que se eliminaría cualquier referencia a él como tal, señaló el departamento. La policía de Los Ángeles luego abordó una investigación interna sobre las acciones de los tres oficiales involucrados.
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En el transcurso de varios meses, los investigadores de Asuntos Internos continuaron su indagación, que resultó en la identificación de imprecisiones adicionales en la documentación de las tarjetas de campo completadas por esos oficiales y por otros, se lee en la declaración de LAPD.
Todos los agentes involucrados fueron asignados a tareas de supresión de delitos de la División Metropolitana en el momento en que se completó la documentación inexacta, continúa la declaración. “Dada la grave naturaleza de la supuesta mala conducta, todos los oficiales involucrados fueron asignados a tareas administrativas o retirados del campo”.
La Liga de Protección de la Policía de Los Ángeles, el sindicato que representa a los agentes, expresó en un comunicado que estaba “al tanto de los informes de discrepancias contenidos en un número limitado de tarjetas que el departamento está investigando”. También expresó su confianza en que Moore “supervisará un proceso exhaustivo y justo para determinar los hechos, y también para garantizar que a cualquier funcionario afectado se le otorguen sus derechos de debido proceso”.
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Una investigación de The Times publicada en enero del pasado año evidenció que los policías de Metro detenían a conductores afroamericanos en una proporción superior a cinco veces su porción en la población de la ciudad. Para combatir un aumento de la delincuencia violenta, LAPD duplicó el tamaño de su División Metropolitana en 2015, creando unidades especiales para apuntar a los puntos críticos de la misma.
Casi la mitad de los conductores detenidos por Metro son negros, lo cual colaboró para aumentar la proporción de afroamericanos detenidos por LAPD en general, del 21% al 28% desde la expansión de Metro, en una ciudad que tiene un 9% de población negra, según el análisis.
En respuesta, LAPD anunció el otoño pasado que reduciría drásticamente la detención de vehículos al azar.
En ese momento, Moore expuso que las paradas de vehículos de Metro no habían sido efectivas, con cerca de un arresto por cada 100 autos detenidos, y que a la vez tenían un costo tremendo para los conductores inocentes, que se sentían señalados por su raza. Las autoridades remarcaron que los agentes de supresión del crimen de Metro, que suman alrededor de 200, rastrearían en cambio a los sospechosos buscados por delitos violentos y usarían otras estrategias además de las paradas en el tránsito para abordar las crisis por hechos como robos y tiroteos.
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