Las comunidades pueden convertirse en daños colaterales en las redadas contra inmigrantes
El año pasado, agentes de inmigración allanaron una planta empacadora de carne en la pequeña ciudad de Salem, Ohio, y arrestaron a unos 150 trabajadores ilegales, la mayoría de ellos de Guatemala.
Fue una de las acciones de cumplimiento de la ley de Inmigración y Aduanas más grandes en un lugar de trabajo en una década. Semanas más tarde, la ciudad todavía estaba traumatizada emocional, social y económicamente.
Hace unos 20 años, se realizaron redadas similares en mataderos en Nebraska bajo lo que entonces se llamó Operación Vanguardia. El impacto, particularmente en la economía local, fue tan dañino que la estructura de poder republicana local y estatal protestó por cualquier acción adicional y los miembros del Congreso se movilizaron para ponerle fin.
El año pasado, una estrategia diferente, que separa a los niños de sus familias que cruzan la frontera, generó una reacción pública que todavía resuena en la actualidad. Algunos de los pequeños viajaban con adultos que no eran miembros de su familia, dijeron las autoridades de inmigración, pero no queda claro qué tanto ha estado sucediendo.
Trump ha retrasado su promesa de comenzar las deportaciones masivas durante un par de semanas para ver si el Congreso puede proponer cambios en el sistema de asilo que él pueda apoyar. Durante décadas, las principales revisiones de las leyes de inmigración han fracasado en su mayoría. La perspectiva de un acuerdo rápido parece poco probable.
La semana pasada, Trump sorprendió a la nación, y a muchos dentro de las filas de las autoridades de inmigración, cuando proclamó: “ICE comenzará el proceso de eliminar a los millones de extranjeros ilegales que ilícitamente han encontrado su camino hacia Estados Unidos”.
Logísticamente, eliminar a millones de inmigrantes no autorizados en poco tiempo sería difícil y quizá imposible, dada la falta de espacio para la detención y otros recursos. De igual manera, ha tenido un impacto público después del supuesto mal enfoque de la administración al no proporcionar a los niños inmigrantes jabón y cepillos de dientes.
En medio de la protesta por el trato a los pequeños, John Sanders, el comisionado interino de Aduanas y Protección Fronteriza, anunció su renuncia el martes.
Pero si las autoridades de inmigración avanzan por ese camino, las ciudades y pueblos de Estados Unidos podrían no estar preparados para las consecuencias que podrían extenderse más allá de los inmigrantes arrestados.
Si bien hay pocos detalles en lo que las autoridades de inmigración han planeado, parece que no se dirigirán a una sola industria. La semana pasada, la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas emitió una declaración que decía que estaba comprometida con la aplicación de las leyes de inmigración, y que las redadas planeadas apuntarían a “delincuentes, personas sujetas a órdenes de expulsión y supervisión en los sitios de trabajo”.
En teoría, eso podría sonar razonable, pero la realidad puede no serlo.
Cuando las plantas empacadoras de carne fueron allanadas, esos negocios sufrieron escasez de trabajadores, muchos de los cuales fueron arrestados o huyeron. Sólo se puede imaginar lo que les pasó a sus familias. En Salem, algunos de los inmigrantes que quedaban no trabajaron, aunque las organizaciones religiosas y los vecinos a menudo los ayudaron. Pero el impacto económico emanó de las plantas y se extendió por la ciudad a otras empresas y sus empleados.
Esta vez, no suena como que ICE planee invadir únicamente negocios, sino hogares y posiblemente vecindarios de inmigrantes. Tales operativos en los lugares de trabajo tienden a ser de alto perfil, pero a lo largo de las décadas han demostrado ser ineficaces para detener el flujo de indocumentados. Parte de la teoría detrás de las redadas pendientes es disuadir a otros de ingresar ilegalmente a Estados Unidos. Algunos funcionarios de la administración pensaron que la política de separación de la familia también sería un factor disuasivo, pero eso no fue del todo satisfactorio.
Para tener un impacto duradero, dicen los expertos, las autoridades deben desactivar el imán de empleos mediante el establecimiento de un proceso que impida que los inmigrantes no autorizados obtengan trabajo en primer lugar. Eso está sucediendo en algunos estados, pero es irregular.
Existen sistemas computarizados que funcionan, como las versiones de E-Verify, que podrían implementarse para evaluar a los trabajadores, pero el deseo político y burocrático nunca ha estado ahí totalmente. Mientras las autoridades persiguen a los trabajadores, las sanciones contra los empleadores nunca han sido una alta prioridad. Demasiadas empresas han confiado en la mano de obra barata y no autorizada durante largo tiempo, y muchos políticos hicieron un guiño a esto a la vez que pedían la existencia de muros fronterizos y otros medios para hacerlos cumplir.
Arrestar a trabajadores ilegales en masa ha sido difícil para algunas comunidades. Cuando se llevó a cabo la Operación Vanguardia en 1999, Doris Meissner era la jefa del Servicio de Inmigración y Naturalización, la oficina antecesora de ICE. Ella dijo que el retroceso a partir de las incursiones fue intenso.
“La política se vuelve ardua y pesada”, dijo Meissner al New York Times el año pasado. “Estas son comunidades que dependen en gran medida de estas industrias. Son los principales empleadores y consumidores en las tiendas”.
No es sólo la economía local lo que ha impactado. Los inmigrantes no autorizados se han convertido en parte de la trama de muchas comunidades, desde iglesias a eventos cívicos o reuniones sociales.
Reflexionando sobre la Operación Vanguardia y acciones similares, algunos expertos sugieren que el cumplimiento, ya sea con redadas o uso obligatorio de la selección electrónica de trabajadores, debe ser gradual para evitar grandes interrupciones en las comunidades que generan mayor oposición política.
Además, la posibilidad de que se lleven a los padres y que dejen atrás a sus hijos nacidos en Estados Unidos es muy real. Si las redadas se llevan a cabo y son tan amplias como se sugiere, muchas más personas se verán afectadas. Hacer que los vecinos sean detenidos en sus hogares o las personas arrastradas fuera de la propiedad donde están trabajando sería chocante, por decir lo menos.
Tal vez no habrá una protesta pública generalizada sobre las redadas. Incluso, si la hay, Trump bien puede mantener el rumbo. Al igual que con sus aranceles sobre China, se ha mostrado dispuesto a permitir que ciertas industrias sufran un impacto económico, incluidos los agricultores, que generalmente lo han apoyado, en un intento por lograr su objetivo más amplio de mejores acuerdos comerciales para Estados Unidos.
Por supuesto, eso podría cambiar si comienza a perjudicar sus perspectivas de reelección. Pero desde el comienzo de su campaña de 2016 hasta el presente, está claro que Trump cree que la acción dramática contra la inmigración ilegal, o hablar de ello, funciona a su favor políticamente.
Tomó el paso inusual de anunciar públicamente las redadas de ICE con anticipación en la víspera del inicio de su campaña de reelección.
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