A medida que la fortuna de Trump se hunde, los republicanos comienzan a distanciarse en un intento de salvar al Senado
Con una creciente probabilidad de que Joe Biden gane, los candidatos republicanos han comenzado a alejarse de Trump, instando a los votantes a elegirlos como un control sobre el demócrata.
A medida que el presidente Trump se hunde cada vez más en las dificultades políticas, los republicanos ansiosos, han comenzado a tratar de distanciarse de su destino, pidiendo a los votantes que los elijan como un freno a la administración de Joe Biden.
Mientras hacen argumentos finales en un intento desesperado por mantener el control del Senado, incluso los leales a Trump están irritados cuando se les pregunta qué tan profundo es su apoyo al presidente.
Las campañas del Senado, que durante mucho tiempo se enfocaron en elegir candidatos que serían leales a Trump, ahora lanzan un mensaje distinto a los votantes republicanos, uno que asume que Trump no estará allí.
“Si perdemos el Senado, no habrá un cortafuegos que impida que los demócratas implementen su plan ‘Armagedón’ para llenar las cortes con jueces que son activistas y agregar cuatro nuevos demócratas al Senado al otorgar la estadidad a DC y Puerto Rico”, dijo un llamado de recaudación de fondos del Fondo Conservador del Senado. “No podemos permitir que esto suceda”.
El líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell de Kentucky, uno de los lugartenientes más leales de Trump, saltó abruptamente del tren del presidente esta semana para defender una posición política y médica más segura sobre la crisis del coronavirus, que es la mayor responsabilidad política de Trump.
McConnell dijo en una conferencia de prensa el jueves en Kentucky que no había estado en la Casa Blanca durante más de un mes porque no creía que sus estándares de seguridad fueran lo suficientemente estrictos.
“Mi impresión fue que su enfoque sobre cómo manejar esto es diferente al mío y lo que sugerí que hiciéramos en el Senado, fue usar una mascarilla y practicar el distanciamiento social”, expuso McConnell, de 78 años, quien se encuentra sumergido en una contienda costosa para su reelección este año.
La negativa de Trump a decir que transferiría pacíficamente el poder puede ser una fanfarronada. Pero hay medidas que podría tomar, y los demócratas están en alerta.
El veterano senador republicano de Texas John Cornyn, en su discurso para obtener el respaldo del Houston Chronicle, regañó a Trump por restar importancia a los peligros del coronavirus. El periódico, que había respaldado a Cornyn en el pasado, finalmente optó por apoyar al demócrata MJ Hegar.
“Creo que Trump podría causarnos un maremoto”, manifestó un importante estratega republicano y partidario de Trump, quien pidió no ser identificado al hablar de asuntos internos del partido. “Él es un peso en los tobillos de los candidatos al Senado”.
El alejamiento de Trump se asemeja a la estrategia que siguieron los republicanos en 2016, cuando muchos líderes del partido asumieron que perdería, y en 1996, cuando el candidato del partido, el senador Bob Dole de Kansas, estaba muy por detrás del presidente Clinton.
En ambos casos, el enfoque fue evitar criticar directamente al candidato por temor a alienar a sus leales, mientras se apelaba a los votantes a mantener un Congreso republicano para negar a los demócratas un “cheque en blanco”.
“Necesitas argumentar que si eliges a Biden, no tendrá barreras” con un Congreso controlado por los demócratas, enfatizó el ex congresista republicano Tom Davis, quien se desempeñó como presidente del comité de campaña republicano de la Cámara de Representantes de 1998-2002. “Empezarán a hacer cosas como llenar la Corte Suprema de liberales”.
Davis dijo que instó a los líderes republicanos, en un memorando enviado a principios de este año, a seguir esa estrategia para aprovechar el apoyo de los republicanos anti-Trump.
En el otoño de 2016, un bombardeo de anuncios republicanos en las contiendas del Congreso advirtió que Hillary Clinton se dirigía a la Casa Blanca y que la mejor esperanza del país de contener su agenda radical era asegurarse de enviar tal o cual legislador republicano a Washington.
Entre los partidarios más fervientes de esa estrategia se encontraba el senador de Carolina del Sur Lindsey Graham, un escéptico de Trump en ese momento que desde entonces se ha convertido en un leal al presidente. Ahora Graham está listo para la reelección, atrapado en una carrera feroz que podría terminar con su carrera de 18 años en el Senado, y ha vuelto a advertir sobre un apocalipsis demócrata.
Dwayne “The Rock” Johnson, que se planteó una candidatura presidencial para el año 2020, apoyó formalmente a Joe Biden y Kamala Harris.
“Déjenme contarles el escenario de pesadilla para nuestro estado”, manifestó en un debate con su oponente demócrata, Jaime Harrison. “Si conservan la Cámara, se hacen cargo del Senado y con la presidencia de Biden, Dios nos ayude a todos... La agenda más liberal en la historia de la política estadounidense está saliendo de la Cámara al Senado”.
El Cook Political Report, un reporte electoral no partidista, recientemente rebajó las posibilidades de reelección de Graham y dijo que su fortuna está en declive al subrayar “cuán rápido se está escapando la mayoría republicana al tener que defender un territorio como este, y también cuánto han caído los números de Trump a lo largo del tablero electoral”.
En 2016, las advertencias de que se necesitaría un Congreso republicano para controlar al presidente Clinton ayudaron a los republicanos del Senado a ir dos puntos por delante de Trump, según Patrick Ruffini, estratega republicano. Eso fue suficiente para que el Partido Republicano lograra victorias en varios estados clave.
Ruffini escribió en Twitter el jueves que ha llegado el momento de que los candidatos republicanos comiencen a hablar sobre el peligro del presidente Biden.
“Los candidatos deben pensar en cómo presentar este mismo argumento en los próximos 26 días”, decía la publicación de Ruffini.
Esa estrategia fue particularmente efectiva hace cuatro años en lugares como los suburbios del norte de Virginia, donde la entonces congresista Barbara Comstock mantuvo su escaño en un distrito que Hillary Clinton ganó rotundamente. Comstock perdió el escaño en la ola anti-Trump de mitad de período en 2018.
Ahora, los estrategas republicanos, preocupados por las pésimas cifras de aprobación de Trump en distritos suburbanos similares, esperan que un llamamiento a los votantes para que dividan la papeleta detenga sus pérdidas.
“Muchos republicanos ahora tienen que caminar en esta línea donde no quieren ser demasiado críticos con Trump y enojar a su base, pero necesitan acercarse a los moderados e independientes”, manifestó J. Miles Coleman, editor asociado de la Crystal Ball de la revista de pronóstico político Sabato.
McConnell, por ejemplo, sin mencionar a Trump, ha dado a entender que después de las elecciones de noviembre, podría ser el republicano más importante en Washington para evitar que los demócratas avancen con una agenda progresista de gran alcance.
“La forma de asegurarse de que eso no suceda es mantenerme como el líder de la mayoría, el cortafuegos contra el desastre”, dijo McConnell en una entrevista radial a mediados de septiembre.
La senadora Martha McSally de Arizona, una de las titulares más vulnerables del Partido Republicano, hizo un argumento similar en un debate reciente con su rival demócrata, el ex astronauta Mark Kelly, cuando invocó los nombres del líder demócrata del Senado Charles E. Schumer de Nueva York y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, de San Francisco.
“Ahora tenemos una situación en la que esto va a decidir la mayoría del Senado”, expuso. “Si Biden, Schumer y Pelosi están a cargo, van a abolir el obstruccionismo; van a imponer la agenda más radical”.
El senador Marco Rubio (R-Fla.) no enfrenta la reelección hasta 2022, pero ya se está subiendo al tren.
“Joe Biden y Kamala Harris ya están decididos a llenar nuestro tribunal más alto con jueces políticos y liberales que legislarán desde el tribunal e ignorarán la Constitución”, dice en un anuncio en Facebook. “Necesitamos que nuestra mayoría en el Senado los detenga”.
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