Los partidarios de las charter y los sindicatos impulsan con grandes sumas de dinero a los candidatos en la contienda para el jefe escolar de California
En la contienda para el próximo superintendente estatal de instrucción pública, las afiliaciones a los partidos no importan demasiado. Los dos actores principales aquí son los sindicatos de maestros y las escuelas charter, y su gran desembolso tiende a borronear una clara imagen de los candidatos principales.
El frente de las charter apoya a Marshall Tuck, un consultor de educación y demócrata, quien anteriormente manejó los esfuerzos de reestructuración en un grupo de escuelas públicas de bajo rendimiento en Los Ángeles. La elección de los gremios docentes es el asambleísta estatal Tony Thurmond, también demócrata, que representa el área de Richmond, al norte de Oakland.
El gasto de los grupos externos ha superado los $10 millones, aunque las escuelas de California en su mayoría son administradas por las juntas escolares locales.
“En la contienda del superintendente hay implícito un delegado para las visiones competitivas de cómo debe ser el sistema educativo”, afirmó David Plank, profesor de la Escuela de Posgrado en Educación de Stanford.
El jefe de las escuelas estatales dirige el Departamento de Educación de California, que supervisa las pruebas estandarizadas, la recopilación de datos de los estudiantes y el uso de los fondos estatales y federales. La persona en el puesto también administra el sistema de responsabilidad del estado, que debe identificar las escuelas y distritos de bajo rendimiento y ayudarlos a mejorar. Otro deber del cargo es interpretar las nuevas leyes de educación y desarrollar reglamentos, incluidos aquellos que afectan a las charter.
Debido a que esta carrera se designa como no partidista, las reglas electorales no requieren automáticamente un enfrentamiento en noviembre entre los candidatos que obtengan la mayor cantidad de votos. La contienda terminará el martes, si un candidato registra más de la mitad de los votos.
Los sindicatos de maestros han sido durante mucho tiempo una potencia en las elecciones estatales. Calificados para proteger a sus miembros, también afirman que están cuidando a los estudiantes. El gran número de contribuyentes ha mantenido su influencia, aunque el crecimiento de las charter -mayoritariamente no sindicalizadas- ha sido una amenaza para ellos. Su visión de la educación incluye frenar el crecimiento de esas instituciones, así como un mayor financiamiento y límites a las pruebas estandarizadas.
El dinero pro charter para Tuck, mucho del cual es recaudado a través de un comité de acción política llamado EdVoice for the Kids, proviene de un grupo relativamente pequeño de donantes ricos, entre ellos el filántropo Eli Broad y el exalcalde de Los Ángeles Richard Riordan, y fue significativamente mayor que el gasto del sindicato durante la última parte de mayo.
Algunos partidarios de Tuck son fuertemente antisindicales, y se enfocan más estrechamente en debilitar a los gremios docentes o presionar por un crecimiento más rápido de las charter y una menor regulación. Dichas escuelas están libres de muchas de las normas que rigen a los campus tradicionales. Sus partidarios señalan que les brindan a las familias las opciones que tanto necesitan.
Dos candidatos no alineados también quieren el puesto: Lily Espinoza Ploski, que enseña a estudiantes de preparatoria en un programa en Mills College, y Steven Ireland, un productor de televisión y padre de familia de Los Ángeles que se desempeñó como presidente de la Asociación de Padres y Maestros en la primaria de sus hijos.
Tanto Tuck como Thurmond se presentan a sí mismos como moderados. Ambos quieren más dinero para las escuelas públicas, se oponen a las charter con fines de lucro y apoyan alguna forma de efectivización en los cargos para los maestros.
Thurmond sostiene que el sistema educativo le está fallando a algunos estudiantes. Tuck, por su parte, remarca que el sistema falla, incluso si a algunos estudiantes les está yendo bien. “El sistema escolar no funciona bien y tenemos datos para respaldarlo”, afirmó este último en una entrevista con Los AngelesTimes.
Tuck, de 44 años, pone más énfasis que Thurmond en la responsabilidad por el rendimiento y en extender el tiempo requerido para que los maestros obtengan la efectivización en su puesto. También le gustaría que los docentes reciban un salario más alto si aceptan trabajar en escuelas más desafiantes.
Thurmond, de 49 años, quiere que todos los profesores ganen más dinero como parte de una estrategia para combatir la escasez de maestros. En la Legislatura, se ha enfocado en programas que proporcionan más fondos a los niños con necesidades especiales. También consideraría limitar el crecimiento de las charter.
Ambos candidatos son nativos de California y tienen antecedentes que podrían ayudarlos en el trabajo.
La madre de Thurmond -una inmigrante panameña que lo crió por su cuenta- murió cuando él tenía seis años. Después de ello, creció con un padre de crianza temporal en Pensilvania. “Una gran educación pública cambió mi vida”, le dijo a The Times.
Posteriormente, asistió a la Universidad de Temple y se convirtió en presidente del cuerpo estudiantil. Luego fue durante 20 años trabajador social y gerente en organizaciones sin fines de lucro, a menudo en escuelas, desde donde trató de ayudar a esos estudiantes en riesgo, tal como él había sido en su infancia. Ingresó a la política y sirvió en el ayuntamiento de la ciudad de Richmond y la junta escolar local antes de pasar a la Legislatura.
Tuck dejó de lado un comienzo prometedor en finanzas y una nueva empresa tecnológica para dedicarse a la educación. En 2002, lo convocaron para dirigir Green Dot Public Schools, un inusual grupo charter sindicalizado.
Luego, durante seis años, fue director ejecutivo de la agrupación Partnership for Los Angeles Schools, creada para transformar a un grupo de escuelas de bajo rendimiento. Las escuelas de Partnership for Los Angeles Schools progresaron durante su mandato, aunque no pudieron alcanzar los promedios estatales.
Tuck quedó en segundo lugar detrás del titular, Tom Torlackson, hace cuatro años, y desde entonces ha trabajado como consultor para los distritos escolares.
Ploski, de 44 años, una exdemócrata no afiliada a ningún partido político, se identifica como progresista. El estado necesita a alguien que entienda y pueda unificar las diversas partes del sistema educativo, dijo: “Ninguno de mis oponentes ha sido maestro... Ninguno tiene una instrucción formal en educación”.
Los cuatro candidatos tienen hijos en edad escolar, pero el demócrata Ireland, de 59 años, dijo que su papel como padre de familia líder es su credencial distintiva. “No me opongo a nada que funcione”, aseguró. “Me gustaría que pudiéramos sacudir las cosas”.
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