Columna: Todos desperdiciamos más de $1.000 en alimentos al año; digiéralo como pueda
Un informe de la ONU señala que, si bien los restaurantes y los establecimientos minoristas contribuyen al desperdicio mundial de alimentos, la mayoría (61%) de ello ocurre en el hogar. Los consumidores de todo el mundo desechan más de 628 millones de toneladas de comida cada año.
¿Necesita algo más que le impida dormir bien por las noches? Aquí lo tiene: el mundo desperdicia más de mil millones de toneladas de alimentos cada año, según un nuevo informe de las Naciones Unidas.
Se trata del 17% del total de comida disponible para los consumidores hasta 2019; suficiente, si se enviara en millones de camiones, para dar la vuelta a la Tierra unas siete veces.
No solo es una estadística vergonzosa a la luz de los más de 690 millones de individuos en todo el mundo que pasan hambre cada año, sino que es otra forma en la cual estamos destruyendo innecesariamente el planeta.
Según una estimación, si el desperdicio de alimentos fuera un país, representaría el mayor volumen de emisiones de gases de efecto invernadero después de los dos principales productores, Estados Unidos y China.
Además, el grupo de defensa Move for Hunger estima que se necesita suficiente agua para llenar Lake Geneva tres veces y producir toda la comida que no se consume.
Tirar un par de libras de carne de res es básicamente como desperdiciar los más de 13.000 galones de agua necesarios para producirla, ejemplifica el grupo.
“El desperdicio de alimentos afecta muchos aspectos de nuestras vidas”, señaló Zach Conrad, profesor asistente de ciencias de la salud en William & Mary College. “Cuando desperdiciamos comida, desperdiciamos recursos”.
El docente agregó que su propia investigación muestra que el adulto estadounidense típico malgasta alrededor de $3.50 en alimentos todos los días.
Pensemos en ello. A diario, usted y casi todos sus conocidos básicamente arrojan $3.50 a la basura. “Cuando se le piensa de esa manera”, añadió Conrad, “realmente es perturbador”.
El informe de la ONU señala que, si bien los restaurantes y los establecimientos minoristas contribuyen al desperdicio mundial de alimentos, la mayoría (61%) de ello ocurre en el hogar. Los consumidores de todo el mundo desechan más de 628 millones de toneladas de comida cada año.
Estados Unidos tiene un historial particularmente patético en este sentido. Hasta el 40% del suministro de alimentos del país termina en la basura, según la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés).
“La comida desperdiciada es la categoría más grande de material que se coloca en los vertederos municipales y representa un alimento que podría haber ayudado a saciar a familias necesitadas”, destacó la FDA.
Compartí el nuevo informe de la ONU con varios expertos. Ninguno expresó sorpresa por la gravedad del problema.
También coincidieron en que las soluciones no son fáciles de lograr. “Al consumidor no se le presenta una factura cada vez que tira algo de comida. Eso dificulta que los consumidores relacionen las acciones con las pérdidas monetarias personales”, señaló Brian Roe, profesor de economía agrícola, ambiental y del desarrollo en la Universidad Estatal de Ohio.
He escrito en el pasado sobre el problema de que los restaurantes, los hoteles y las empresas de catering arrojen a la basura los alimentos. La Junta de Manejo Integrado de Residuos de California estima que, cada año, estas empresas tiran alrededor de 1.5 millones de toneladas de comida.
Pero no fue hasta que leí el informe de la ONU que entendí el alcance del desperdicio en los hogares comunes, y el desafío que implica hacer algo al respecto.
“Las estimaciones anteriores sobre el despilfarro de comida por parte de los consumidores subestimaron mucho su escala”, observa el informe. El desperdicio a nivel del consumidor parece ser el doble de las estimaciones anteriores, añade.
Edward Jaenicke, profesor de economía agrícola en Penn State, concluyó mediante una investigación que el hogar promedio de EE.UU arroja más de $1.800 en alimentos a la basura cada año, una cifra no muy lejos del estimado de $3.50 al día de Conrad, que se traduce en casi $1.300 al año.
“Si el objetivo es cuidar el medioambiente y mitigar el cambio climático, entonces quizá la mejor solución no solo implique hacer que la gente desperdicie menos, sino asegurarse de que los residuos que genera no terminen en un vertedero y sean convertidos en abono”, expresó Jaenicke.
Eso es ideal. Mi esposa y yo tenemos un contenedor de compost en el patio trasero. Sí, es algo desagradable. Pero también ha sido excelente para todas las verduras que hemos cultivado desde el comienzo de la pandemia.
El truco consiste en incentivar a más estadounidenses a compostar sus desperdicios de alimentos, un objetivo que es más fácil decir que hacer, a la luz del factor asco. Quizá se podría ofrecer una exención de impuestos a los hogares que lo hagan.
Sin embargo, no estoy seguro de cómo se verificaría. ¿Con fotos? ¿Inspecciones instantáneas? ¿Habría que enviar verduras de cosecha propia al Servicio de Impuestos Internos (IRS)?
Todos los expertos coinciden en que el paso más significativo es concientizar a las personas sobre la cantidad de comida que desperdician y, con suerte, promover un comportamiento más responsable.
La estandarización de las fechas de vencimiento ayudaría. Mucha gente no sabe qué hacer con las fechas de “caducidad” y “vencimiento” en los paquetes. Por lo tanto, pecan de cautela y descartan cualquier cosa de dudosa frescura.
La FDA solicitó que se utilice la frase “mejor si se emplea antes de” en todos los envases. Sin embargo, el Congreso no se molestó en actuar sobre la sensata recomendación.
Las empresas tienen un papel importante que desempeñar. Los supermercados deben tener letreros que informen a las personas sobre la cantidad de alimentos que se desechan y cuánto les cuesta a los consumidores.
Deben publicarse recordatorios en toda la tienda de que se ahorra dinero a largo plazo al no comprar más de lo que se necesita.
¿Qué tal si también seguimos el ejemplo de los cigarrillos? La ley exige que los paquetes de cigarrillos incluyan advertencias sobre los efectos nocivos del consumo de tabaco. Propongo exigir que las empresas de alimentos añadan un anuncio de servicio público llamativo en los envases, para recordarle a la gente el problema del desperdicio de comida.
No sé qué piensa usted, pero yo me daría cuenta si una caja de galletas de salvado, por ejemplo, señalara que el alimento malgastado representa una pérdida de $3.50 al día. “Hay que pensar en la cadena de suministro como una manguera con fugas”, indicó Marie Spiker, profesora asistente de epidemiología en la Universidad de Washington. “Cuanto más podamos reparar los agujeros, menos perderemos en el camino”.
La FDA se fijó el objetivo de reducir el desperdicio de alimentos a la mitad para 2030. La agencia aconseja planificar las comidas de una semana con anticipación para no comprar demasiados alimentos. También sugiere:
- Revisar el refrigerador y la despensa antes de ir al supermercado para ver qué hay a mano. Muchas personas olvidan y compran más de lo que ya tenían.
- Aprender a almacenar mejor las frutas y verduras para prolongar su frescura. Además, es bueno recordar que los productos que ya pasaron su mejor momento aún se pueden usar para cocinar.
- Crear un espacio designado en el refrigerador para los alimentos que se estropearán pronto, de modo que puedan consumirse de manera oportuna.
En los restaurantes, pedir solo lo que cada uno pueda comer, o pedir porciones más pequeñas. También llevar a casa las sobras.
“Sea creativo”, aconsejó Carmen Byker Shanks, profesora asociada de nutrición y seguridad alimentaria en la Universidad Estatal de Montana. “Incorpore los elementos no utilizados en sopas, salsas o batidos. Si tiene comida no deseada en su casa, compártala con amigos o done a bancos de alimentos”. Este desperdicio, enfatizó, “es uno de los problemas más urgentes de nuestro tiempo”.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.
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