Columna: ¿Valen la pena las garantías extendidas?
Las garantías ampliadas de los autos suelen contener muchas exclusiones. Y tenga cuidado con las advertencias de cobertura de aspecto oficial de empresas de las que nunca ha oído hablar.
Ted Bacino compró un Mustang 2017 usado, en un concesionario Ford de Palm Springs. Pagó casi $2.000 adicionales por una garantía extendida para cubrir cualquier reparación.
Dos cosas son dignas de mención al respecto. Primero, la única vez que Bacino, de 87 años, intentó usar su garantía extendida, le dijeron que no cubría el problema que tenía su automóvil (una ventana que no cerraba correctamente).
En segundo lugar, comenzó a recibir cartas de apariencia oficial, hace unos meses, que hablaban del supuesto vencimiento de su cobertura y le advertían con premura que ahora sería “financieramente responsable de todas las reparaciones”.
Más aún, a Bacino le daban hasta esta semana para solicitar la renovación de la cobertura. “Notificación oficial”, dice el encabezado. “Multa por uso privado, $300”.
Supongo que muchos propietarios de automóviles han recibido cartas similares o llamadas automáticas que les notifican de urgencia que su cobertura está en peligro y que deben tomar medidas.
Y al igual que Bacino, asumo que la mayoría de los destinatarios adivinaron que se trata de una artimaña de ciertas empresas, ansiosas por vender garantías extendidas que tal vez no valen ni el papel en el que están impresas.
Aún así, es bueno arrojar luz sobre esta industria y sus prácticas dudosas.
Vayamos directamente a la pregunta más importante: ¿Valen la pena las garantías extendidas para automóviles?
La respuesta, como con todos los productos de seguros, es “depende”.
Lo que se compra con cualquier forma de cobertura (hogar, salud, automóvil) es la tranquilidad de saber que, con suerte, estará protegido en el peor de los casos.
Como les digo con frecuencia a los consumidores, si el seguro les ayuda a dormir por la noche, probablemente merezca la pena. Dicho esto, las garantías extendidas de automóviles, también conocidas como contratos de servicio del vehículo, pueden no valer la comodidad que muchos extraen de ellas.
“En términos generales, los contratos de servicio son un mal negocio”, afirmó Jack Gillis, director ejecutivo de la Federación de Consumidores de América. “Si valieran la pena, es decir, si uno recibiera más servicio del que paga, no se venderían”, continuó. “De hecho, sus márgenes de beneficio son muy altos”.
Según una encuesta de 2013 realizada por Consumer Reports, el 55% de las personas que compraron garantías extendidas de automóviles nunca usaron la cobertura.
El precio medio de una garantía extendida en ese momento era un poco más de $1.200. Ahora está más cerca de $1.500. “En promedio”, señaló Consumer Reports, “quienes la usaron gastaron cientos más en la cobertura de lo que ahorraron en costos de reparación”.
Específicamente, la encuesta concluyó que entre quienes presentaron reclamaciones, el comprador típico de una garantía extendida de automóvil gastó casi $400 más en cobertura que la media de $837 ahorrada en arreglos cubiertos.
Chuck Bell, director de programas de la división de defensa de Consumer Reports, expresó que los hallazgos de la consulta de 2013 aún siguen vigentes, y el consejo de la organización sigue siendo el mismo. “Las garantías extendidas de automóviles no son un buen valor para los consumidores”, señaló. “Pueden costar más de lo que ofrecen”.
Y esas son las brindadas por los concesionarios. Cuando se trata de coberturas ofrecidas por cartas no solicitadas o llamadas automáticas, dijo Bell, “el consejo es: evítelas”.
“Pueden ser de personas que simplemente intentan quitarle dinero o información personal”, expuso.
Bacino afirmó que se tomó en serio las cartas recientes que recibió. No solo estaban plagadas de un lenguaje que parecía oficial, como “aviso final” y “última notificación”, sino que también incluían la marca, el modelo y el año de su automóvil.
Como era de esperar, Bacino admitió que pasó por alto la letra diminuta en la parte inferior de las notas, que reconocía que el remitente “no estaba afiliado a ningún distribuidor o fabricante de automóviles”.
Tampoco sabía que muchos concesionarios venden habitualmente los detalles de las garantías extendidas a corredores de datos, que a su vez los venden a otros. Así es como los detalles de su automóvil terminan incluidos en estos argumentos de venta.
Bacino llamó a Auto Repair Protection, la compañía responsable de las cartas que recibió. Un representante de servicio lo alentó de inmediato a cancelar su cobertura existente del concesionario Ford, que se extiende hasta 2024, y comprar una nueva póliza. Esto parecía una mala idea, dijo Bacino, y colgó.
La pandemia de COVID-19 ha empujado al DMV de California a expandir los servicios en línea como transferencias de títulos, registros y renovaciones de licencias de conducir, reduciendo la necesidad de que la gente espere en persona en una oficina de campo.
Después de media hora en espera, me comuniqué con un “especialista en garantías” de Auto Repair Protection. Afirmó que la compañía tiene su sede en Santa Clara, pero se negó a proporcionar cualquier otra información.
Tomó mis datos de contacto y señaló que el dueño de la empresa -a quien se negó a identificar- se comunicaría conmigo. Nadie se puso en contacto.
“Nunca compraría un contrato de servicio extendido”, aseguró Rosemary Shahan, presidenta de Consumers for Auto Reliability and Safety, un grupo activista de Sacramento. “Suelen ser demasiado caros y, a menudo, tienen numerosas exclusiones y lagunas”.
Bell, de Consumer Reports, coincidió. Además, aconsejó reservar dinero para posibles problemas del automóvil en lugar de comprar un contrato de servicio. “Eso probablemente sea más barato”.
Es una buena sugerencia. Sin embargo, cuando compré un automóvil usado “certificado” en un concesionario, hace unos años, invertí más para obtener protección adicional.
Nunca lo necesité, por lo cual podría decir que el dinero ‘se desperdició’. Sin embargo, como dije antes, duermo mejor sabiendo que una de mis mayores inversiones está protegida. Así soy yo. Pero nunca compraría un plan de servicio extendido de una empresa de la cual nunca he oído hablar y que, probablemente, obtuvo mi información de contacto de una base de datos. Eso sí es como tirar dinero al viento y esperar lo mejor.
En cuanto a las cartas que reciben Bacino y otros, deberían ser ilegales.
Como he escrito antes, los especialistas en mercadotecnia generalmente eluden una ley de California contra la publicidad “falsa o engañosa” agregando una pequeña leyenda en la parte inferior, mediante la cual el consumidor tiene la responsabilidad de averiguar de qué se trata.
Pero eso no alcanza. Lo que se necesita es una enmienda a la ley estatal de veracidad en la publicidad, que convierta en violación engañar a las personas con correspondencia que hace todo lo posible para parecer oficial, pero no lo es.
No estoy diciendo que compañías como Auto Repair Protection estén dispuestas a estafar al público; tal vez la cobertura sea tan confiable como afirman.
Todo lo que sé es que, si una empresa debe utilizar un engaño para que alguien compre su producto, mejor evitarla.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.
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