Impulsada por un fan mexicano y con miles de adhesiones a nivel mundial, esta campaña busca que el trío que lideró Gustavo Cerati sea la primera banda hispanohablante en ingresar al codiciado museo
En la TV de su casa en Mexicali, Miguel Gálvez vio a Bruce Springsteen subir al escenario y replicar, en un español más que digno, el famoso conteo del tema de U2: “Uno, dos, tres, catorce”. Era julio de 2011 y la programación estival desbordaba de emisiones pasadas: películas, conciertos, entregas de premios, espectáculos varios de otros tiempos.
Y allí estaba Springsteen, entonces, con su impecable camisa blanca, sobre esa tarima, ‘importado al futuro’ desde la ceremonia original de 2005 gracias a la televisión veraniega y sus repeticiones, inscribiendo a la banda de Bono y compañía en el Rock & Roll Hall of Fame, ese Olimpo musical solo habitado por las divinidades del género. Pero Springsteen había dicho ‘Uno, dos, tres, catorce’ y así, ese sábado, mientras esperaba que su esposa terminara de maquillarse para salir a cenar, Gálvez clavó los ojos en la pantalla y tuvo una idea: llevar al Rock & Roll Hall of Fame, por primera vez, a una banda latinoamericana, esa con la que había crecido, estudiado, cantado en su propio idioma; con la que se había enamorado, emocionado, a la que había visto en vivo tantas veces. En fin, a su banda. A Soda Stereo.
“Recuerdo haber pensado en ese momento: ‘Soda tiene todo para formar parte de ese museo, no hay una sola razón que les impida recibir ese reconocimiento’”, dice hoy Gálvez, un experto en comunicación y marketing de 52 años, que hace 20 vive y trabaja en California. Sin embargo, esa noche epifánica en Mexicali quedó rápidamente atrás en la memoria, tapada de obligaciones profesionales, y fueron necesarias una década y una pandemia para que su ilusión -y la de miles como él- esté más cerca de, al menos, llegar a destino.
En septiembre de 2020, un grupo de amigos lo convenció de retomar la idea e impulsarla con una campaña online, que seduzca a los miembros del famoso museo del rock emplazado en Cleveland, Ohio, con la obra y la trascendencia del trío que formaron Gustavo Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio. Once meses después, la petición suma hasta el momento des esta publicación 14.572 adhesiones provenientes de un mapa de 58 países (incluidos Estonia, Noruega, Bulgaria y Singapur, por ejemplo), y entre los firmantes aparecen nombres como Alex Lora (El Tri), Sergio Arau (ex Botellita de Jerez), Jorge Fresquet (del grupo colombiano de hard rock Krönös), el músico venezolano OneChot, el chileno Francisco González (exbaterista de Lucybell), Adrián Barilari (del grupo argentino Rata Blanca), y hasta Horacio Rodríguez Larreta, el actual alcalde de Buenos Aires, ciudad donde nació Soda en 1982.
El colaborador de David Bowie, Iggy Pop, Mick Jagger y productor del álbum Doble vida, de Soda Stereo; cree que el trío argentino cambió las reglas del juego de la música en español y merece el reconocimiento internacional
También una buena cantidad de artistas y periodistas argentinos, así como veteranos colaboradores del grupo, entre ellos Richard Coleman, Fabián ‘Von’ Quintiero, Andrea Álvarez, Leo García y Carlos Alomar [ver ‘Hay que forzar al Rock & Roll Hall of Fame para que se ponga a la altura de los tiempos’] proverbial músico de David Bowie, entre muchos otros, y productor de Doble vida, el disco que llevó a Soda a las grandes ligas, editado en 1988.
¿Qué aduce la campaña?
Este movimiento hace énfasis en que el famoso grupo argentino alcanzó un éxito masivo durante varias décadas, traspasó generaciones e incluso hoy sigue sumando nuevos fans -sobrinos, primos, hijos de los originales-, que desdibujó fronteras y llegó a mercados como España y EE.UU., siempre cantando en su idioma natal. “El impacto positivo de Soda Stereo para el género es permanente”, remarca Gálvez. “El grupo fue un elemento clave en el crecimiento del rock en Latinoamérica y España”.
Para ingresar al Hall of Fame (o Salón de la Fama del Rock and Roll, como se lo conoce en español) es necesario que haya transcurrido al menos un cuarto de siglo desde la edición del primer álbum del artista o grupo propuesto. Soda Stereo editó su disco debut homónimo en agosto de 1984, hace exactamente 37 años. La “trascendencia, contribución y relevancia para el desarrollo y la perpetuidad del rock” son, según el manual de procedimiento de inducción (revisado en 2018), tenidas en cuenta en la votación de los más de 1000 miembros internacionales de la organización (formada por artistas, productores, críticos y expertos de la industria de la música).
Al Salón de la Fama, fundado en 1986, también pueden entrar compositores, DJs, ejecutivos, periodistas, productores y otros profesionales que tengan -o hayan tenido- una fuerte influencia en el desarrollo del género. De todas formas, la única categoría que abraza nuevas incorporaciones cada año es la de artistas. Ahí la seguidilla de nombres deslumbra: figuran desde Chuck Berry, Jerry Lee Lewis y Elvis, hasta The Beatles, The Beach Boys, The Rolling Stones, Bob Dylan, Queen, David Bowie, Johnny Cash, Stevie Wonder, Carlos Santana, Michael Jackson, Madonna y Patti Smith. Este año, con una ceremonia que se realizará en octubre, ingresarán Tina Turner, Foo Fighters, Jay-Z, Carole King, Todd Rundgren y The Go-Go’s. Algo más: desde 2012, los fans pueden votar online con una boleta especial, que posee el mismo valor que la de los expertos.
¿Qué tan factible es que se logre el objetivo?
Las probabilidades reales de que Soda quede inscripta en el Rock & Roll Hall of Fame en los próximos años son, por el momento, tan desconocidas como azarosas. No obstante, el momento acompaña, considerando la apertura racial y cultural exigida en los últimos años a otras organizaciones de reconocimiento artístico internacional, como la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que entrega anualmente los premios Oscar; la Academia de la Grabación, la casa de los Grammy, y más recientemente la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA), que concede los Golden Globes.
Históricamente, el Salón de la Fama también fue criticado por su presunta falta de inclusión. Por eso, apenas asumió como su presidente, en 2019, John Sykes -exejecutivo del grupo fundador de los canales MTV y VH1- se apuró a declarar en diversos medios que fomentaría una mayor diversidad de géneros y artistas, para no caer en picado hacia la obsolescencia. “Debemos reflejar lo que los fans realmente aman”, afirmó ese año en una entrevista con Los Angeles Times.
Otro dato importante es que, según la Oficina del Censo, hay casi 60 millones de hispanohablantes en EE.UU. La inducción de Soda Stereo, y eventualmente de otros músicos de rock cantado en español, representaría tanto un guiño como una muestra de respeto hacia la cada vez más poderosa comunidad hispana en el país.
Como fanático, Gálvez coincide. El nombramiento de un artista latinoamericano cruzaría un umbral histórico, señala, que hasta hace pocos años parecía imposible. “Creo que los latinos tuvimos por mucho tiempo la esperanza de que, tarde o temprano, el Rock & Roll Hall of Fame mirara a Iberoamérica y reconociera al rock en español, pero los años pasan y eso aún no ha ocurrido. Ya es tiempo”.
Iniciativa
Soda Stereo al Museo de la Fama del Rock & Roll
Más información y adhesiones en este enlace
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