Los líderes del movimiento del 68: ¿dónde están?
Estos personajes fueron las figuras claves del movimiento de 1968 en México. La mayoría de ellos han muerto.
Raúl Alvarez Garín: el intelectual, relator del ‘68
En 1968 tenía 27 años de edad; había pasado por la Facultad de Ciencias de la UNAM y cursado la licenciatura en Físico-matemáticas en el IPN. Detenido el 2 de octubre, y acusado de daño en propiedad ajena, sedición, asociación delictuosa, robo, invitación a la rebelión, homicidio y lesiones, entre otros delitos.
Según la cronista del ’68, Elena Poniatowska, sin su participación gran parte de la historia de este movimiento no existiría.
“Sin Raúl Álvarez Garín no existiría el libro La noche de Tlatelolco, porque él reunió a los estudiantes en su celda y a raíz de eso es que se pudo recopilar este libro, toda la vida fuimos amigos”, expresó la escritora al periódico La Jornada.
Raúl –agregó la escritora– fue de una entereza enorme toda la vida y un líder absolutamente incontestable del movimiento estudiantil; se puede decir que en Lecumberri había tres líderes del 68: Álvarez Garín y Manuel Peimbert Sierra y Gilberto Guevara Niebla.
Falleció en 2014.
Sócrates Amado Campos Lemus: ¿traidor al movimiento?
Aunque en 1968 tenía sólo 22 años de edad, había desfilado por una amplia gama de organizaciones políticas, entre la que figuraba la Juventud Comunista. Durante el movimiento estudiantil fungió como delegado de la Escuela Superior de Economía del IPN. El 2 de octubre estuvo en la Plaza de las Tres Culturas.
Cuando una bengala roja partió en dos el firmamento, se apoderó de un micrófono. Gritó: “¡No corran, compañeros! ¡Es una provocación!”. Al segundo siguiente comenzaron a escucharse los primeros tiros. El Batallón Olimpia lo detuvo en el Edificio Chihuaha. Fue torturado en el campo militar. Proporcionó nombres y datos acerca de los líderes del CNH.
Campos Lemus pasó a la historia como “provocador y delator del movimiento”. Algunas de las personas que aseguran haber participado en el mitin del dos de octubre, declararon que colaboró, después de la matanza, con los soldados para identificar a los estudiantes presos en el Campo Militar Número Uno.
En enero de 1969 firmó una carta ‘dada a conocer recientemente’ en la que apeló al “alto sentido patriótico y grandeza de alma” del señor presidente Díaz Ordaz a quien ofreció, a cambio de su libertad, organizar “un acto público de desagravio y solidaridad con usted, en unión de todos nuestros compañeros”. Permaneció en Lecumberri hasta 1971. Tiempo después coordinó el Plan Huicot durante el gobierno de Luis Echeverría, fungió como delegado del FONAFE en Zacatecas y dirigió la Casa de Artesanías del Estado de Hidalgo.
Actualmente es articulista político.
Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca
Delegado de la Escuela de Agricultura de Chapingo ante el Consejo Nacional de Huelga (CNH), tenía 25 años de edad en 1968 y era señalado como uno de los líderes más radicales del movimiento estudiantil.
Entre otras cosas, se le acusaba de haber izado una bandera rojinegra en pleno Zócalo, lo que provocó, días más tarde, que las autoridades organizaran un acto público de desagravio.
El 27 de septiembre de 1968, después de un mitin en Tlatelolco, cayó en manos de la policía y fue enviado al Campo Militar Número Uno, donde sufrió tortura y varios simulacros de fusilamiento.
Preso en Lecumberri acusado de una docena de delitos, un celador le hizo borrar con la lengua un letrero que decía “Chingue a su madre el asezino Díaz Ordaz” (sic). Estuvo recluido en el penal con presos políticos como: Demetrio Vallejo, Heberto Castillo, Valentín Campa, José Revueltas, Eduardo Valle “El búho”, Salvador Ruiz Villegas, José Tayde Aburto y Romeo González. Salió de prisión en 1971.
Tres años más tarde entró a trabajar en Conasupo, bajo la dirección de Jorge de la Vega Domínguez, que en 1968 había sido representante del gobierno ante el movimiento estudiantil.
De ahí pasó a ocupar un cargo en la subsecretaría forestal: estuvo dos años en la selva lacandona, donde el general José Hernández Toledo lo detuvo y acusó de tráfico de armas. Fungió durante un tiempo como consultor de la Sedesol.
Murió en abril del 2013.
Roberto Escudero
Estudio Filosofía y tuvo una militancia espartaquista que lo acercó mucho a José Revueltas y al pensamiento marxista radical. No haber estado en Tlatelolco el 2 de octubre lo salvó de la cárcel. Así que enfrentó el derrumbe del CNH y el levantamiento de la huelga.
Si bien no fue detenido en 1968 por su gestión en el movimiento, debió exiliarse en Chile de 1969 a 1971 a causa del ambiente político imperante en aquellos años.
Después de la masacre de Tlatelolco, Roberto Escudero se encargó de planear la reconfiguración del CNH, compuesto además por Marcelino Perelló, Federico Emery y Ángel Verdugo.
Además, junto con Gerardo Estrada redactó el Manifiesto a la Nación 2 de Octubre, con el cual se puso fin a la huelga estudiantil el día 17 de ese mismo mes.
Murió en septiembre de 2016.
Pablo Gómez Alvarez
Es diputado federal y miembro del Partido de Morena
Aquella tarde del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, pensó que no llegaría a cumplir los 22 años. Pablo Gómez era presidente de la sociedad de alumnos en la Facultad de Economía y desde los diecisiete militaba en el Partido Comunista. Cuando los “manos blancas” del Batallón Olimpia abrieron fuego a mansalva contra la multitud que enloquecía en la Plaza, intentó buscar una salida en la amplia terraza del tercer piso del Edificio Chihuahua, desde donde los oradores habían pronunciado sus discursos.
Antes de refugiarse en un departamento del quinto piso vio a varios compañeros, con peor suerte que la suya, caer bajo el fuego asesino. Las balas rompían los cristales, despedazaban las cortinas, hacían llover pedazos de yeso.
Estaba tirado en el suelo cuando lo agarraron los agentes. Permaneció, como los otros, preso durante más de dos años en el penal de Lecumberri.
Al salir de la cárcel ingresó en el Comité Central del PC y más tarde fue líder nacional del PSUM. Se graduó como economista en 1975. Desde entonces ha sido diputado federal en tres ocasiones. Fue miembro del Consejo Nacional del PRD y hoy es diputado federal por Morena.
Luis González de Alba
Le decían El Lábaro: era estudiante de psicología en la UNAM y presidente de la Sociedad de Alumnos. Cuando el Batallón Olimpia irrumpió en el Edificio Chihuahua, masticó las páginas de su agenda.
El “mano blanca” que lo detuvo le quitó los zapatos. Vio cómo a otros compañeros los dejaban sin ropa. Pensar que los militares hacían esas cosas para evitar que los estudiantes pudieran escaparse, le pareció ridículo.
Por eso, cuando le leyeron los veinte delitos por los que finalmente habrían de sentenciarlo, le dijo al secretario del juzgado: “Ponga otro delito en mi lista: faltas a la moral en la vía pública por andar en cueros”. Nadie celebró el chiste.
Tendido sobre los pasillos del Edificio Chihuahua había visto correr un río de sangre y se tocó el pecho porque pensó que él era el herido.
Una noche, oyó tiros en el campo militar. Preguntó qué estaba ocurriendo. Le dijeron: “Estamos matándolos, ahorita sigues tú”. Durante el tiempo que permaneció en Lecumberri escribió una novela testimonial, Los días y los años, que se convirtió en un texto imprescindible para la comprensión del movimiento estudiantil.
Después del 68 ha ejercido la docencia universitaria, la divulgación científica, la literatura, y el periodismo: fue colaborador de los diarios Unomásuno y La Jornada.
Murió en octubre de 2016.
Gilberto Guevara Niebla
Académico con especialidad en educación
Se afirma que por iniciativa suya y del ex estudiante politécnico Raúl Álvarez Garín el 2 de agosto de 1968 se creó formalmente el Consejo Nacional de Huelga. Como representante de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UNAM. Guevara Niebla estaba en el tercer piso del Edificio Chihuahua aquella tarde de principios de octubre en la que se perpetró la matanza.
Desde su posición, sin embargo, le era imposible advertir la maniobra que estaba realizando el ejército y durante los primeros minutos el pánico de la multitud le pareció inexplicable. Vio solamente una gigantesca ola humana que rebotaba a uno y otro lado de la Plaza. Cuando volvió el rostro, encontró frente a sí el cañón de una ametralladora.
Un militar le destrozó el esternón de un culatazo. Con las manos en alto y la nariz pegada a la pared, se le prohibió volver la cara mientras abajo el tiroteo y los gritos iban cobrando intensidad.
Preso en Lecumberri, no tardó en comprender que su generación había quedado marcada por la sombra de la violencia y de la derrota según afirmaría más tarde.
Al salir de prisión realizó un posgrado en Educación en París, y poco después un doctorado en Londres. Maestro universitario, Guevara Niebla fungió durante algunos meses como subsecretario de Educación Pública, durante el sexenio anterior.
Actualmente colabora en varias publicaciones y participará como parte del equipo de Andrés Manuel López Obrador.
Salvador Martínez della Roca
Activista, miembro del PRD
El 27 de agosto de 1968 más de 400,000 personas se congregaron en el Zócalo para exigir el cumplimiento del pliego petitorio que el CNH había dado a conocer semanas atrás. Al día siguiente. Salvador Martínez della Roca, El Pino, fue detenido junto con otros diez estudiantes por la policía.
Los diez alumnos fueron dejados en libertad en diciembre de ese mismo año, pero El Pino permaneció en Lecumberri dos años, seis meses y nueve días. Durante su estancia en la cárcel hizo deporte y, gracias a los grupos de estudio organizados por Luis González de Alba, Raúl Álvarez Garín y Eduardo Valle, entre otros, se educó políticamente como militante de izquierda.
Al obtener la libertad, Salvador Martínez della Roca estudió antropología, cursó una maestría y también un doctorado en sociología. Trabajó en la Universidad de Guerrero, fue miembro fundador de la revista Punto Crítico y formó la agrupación “Convergencia Comunista Siete de Enero”. Fungió más tarde como jefe del Departamento de Difusión del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.
Es miembro del PRD
Marcelino Perelló
Representante de la Facultad de Ciencias ante el CNH, y militante de la Juventud Comunista, Marcelino Perelló se contó entre los pocos líderes estudiantiles que no fue arrestado tras los sucesos ocurridos el dos de octubre en Tlatelolco.
Había pasado esa tarde, diría después, escondido en un departamento al sur de la ciudad. Al tener noticia de la matanza se refugió en el domicilio de Andrés Caso Lombardo, que junto con Jorge de la Vega Domínguez figuró como representante del gobierno en las pláticas con el CNH: ahí ofreció una conferencia de prensa en la que afirmó que “en un principio los soldados habían disparado balas de salva”.
Esta y otras actuaciones más o menos públicas en las que solicitó que los estudiantes regresaran a clases pusieron en entredicho su imagen. Perelló era distinguible porque se desplazaba en una silla de ruedas; esa fue la razón por la que. en la puerta del periódico Excélsior, la policía confundió al escritor Juan García Ponce con él, y lo trasladó a Tlaxcoaque.
A principios de 1969. “con la ayuda de diferentes grupos”, cruzó la frontera por Tijuana y permaneció más de diez años en el extranjero: primero en Rumania, y luego en España. Volvió a México en 1985 como investigador y profesor de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Murió en 2017.
Eduardo Valle Espínoza
Una miopía galopante le valió el apodo de El Buho. En 1968 tenía 21 años de edad: fue uno de los tres representantes de la Facultad de Economía ante el Consejo Nacional de Huelga.
El 2 de octubre, cuando la metralla comenzó a caer sobre la Plaza de las Tres Culturas, logró colarse en un departamento del Edificio Chihuahua. Ahí, con las ropas mojadas-las balas habían destrozado las tuberías- fue detenido por los “manos blancas” del Batallón Olimpia.
Un militar le rompió los lentes para dejarlo “doblemente preso”. El Búho comenzó a temblar y entonces alguien le dijo: “No tiembles, mano, no se lo merecen”.
Tres años más tarde comenzó a impartir clases en la UNAM y aceptó un cargo de asesor del entonces subsecretario de Hacienda. Fue militante del PMT. el PMS y el PRD, y también secretario general de la Unión de Periodistas Democráticos.
Diputado plurinominal entre 1985 y 1989, durante parte del sexenio salinista fungió como asesor del procurador general de la República, Jorge Carpizo. Después de denunciar la venta de plazas en la PGR y realizar investigaciones que vinculaban el tráfico de drogas con las altas esferas del poder, huyó del país. Vivió en algún lugar de Estados Unidos y murió en mayo de 2012.
*Reynaldo Mena es un periodista mexicano. Ex director de Hoy Los Ángeles y ex editor de La Opinión de Los Ángeles.
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