Los ataques antisemitas se triplicaron desde 2018, según nuevo informe
Dos veces en los últimos seis meses, hombres empeñados en destruir a los judíos ingresaron en sinagogas y dispararon. En la congregación de Tree of Life, en Pittsburgh, 11 personas murieron en octubre pasado en el peor ataque antisemita en la historia de Estados Unidos. En Chabad of Poway, el sábado pasado, una persona murió y tres resultaron heridas.
Un informe dado a conocer este martes pasado por la Liga Antidifamación (ADL, por sus siglas en inglés) sugiere que esos asesinatos son parte de un aumento más amplio de la violencia física contra los judíos. “El tirador de este fin de semana tenía ideas descabelladas y conspirativas sobre los judíos, pero no se trata de incidentes o pensamientos aislados”, advirtió Jonathan Greenblatt, director ejecutivo del grupo. “La tendencia va en la dirección equivocada”.
El informe, el más reciente de la organización acerca del antisemitismo, detectó que 59 judíos fueron atacados físicamente en 39 incidentes separados el año pasado, incluidas las 13 personas que murieron o resultaron heridas en la masacre de Pittsburgh. Esos totales aumentaron en comparación con los registrados en 2017: 21 víctimas en 19 incidentes.
Los ataques fueron uno de los 1.879 incidentes antisemitas del año pasado que la ADL identificó al revisar informes de la policía, las víctimas y publicaciones de noticias. Ese total fue el tercero más alto desde que comenzó el conteo anual, hace cuatro décadas.
El peor año fue 1994, con 2.066 incidentes. El segundo más brutal fue 2017, con 1.986, un fuerte salto con respecto al total del año anterior, de 1.266.
Casi el 98% de los incidentes en 2018 fueron acosos o vandalismo.
“Más allá de los datos, también estamos viendo altos niveles de supremacía blanca y demostraciones descaradas de odio”, remarcó Greenblatt.
El año pasado, un total de 249 incidentes antisemitas se relacionaron con grupos o ideologías extremistas, un incremento del 13% en comparación con los años anteriores y el mayor número desde 2004.
Más de la mitad de esos incidentes involucraron volantes o pancartas en ciudades y campus universitarios de EE.UU. La mayoría fueron distribuidos por grupos supremacistas blancos. Otros 103 incidentes extremistas se relacionaron con Patrick Little, una figura de extrema derecha de Albany, California, que se postuló infructuosamente como candidato republicano, el año pasado, para el escaño de la senadora Dianne Feinstein.
Little, que asistió al mitín “Unite the Right” en Charlottesville, Virginia, en 2017, que contó con la participación de neonazis y supremacistas blancos, fue responsable de una serie de llamadas automáticas de corte antisemita durante la campaña, según la ADL.
El reporte documentó incidentes en todos los estados. No es sorprendente que aquellos con las poblaciones judías más importantes concentraran la mayor parte de ellos. California padeció la mayor cantidad, con 341, seguido de Nueva York, con 340, Nueva Jersey con 200 y Massachusetts, con 144.
La ADL incluyó delitos de odio, ataques verbales y otros actos que se consideran ofensivos pero no ilegales. Aún así, la tendencia general de crecientes incidentes antisemitas a lo largo de los años coincide aproximadamente con la proclividad documentada por la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), que publicó su último informe anual sobre delitos de odio en noviembre pasado.
El FBI descubrió que los ataques contra minorías religiosas y raciales impulsaron un aumento del 17% en los crímenes de odio en 2017. El total de 7.175 incluyó un aumento del 37% en delitos contra los judíos, un incremento del 24% en los ataques contra latinos y una agudización del 16% en crímenes contra afroamericanos.
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