Distritos escolares de EEUU buscan invertir en soluciones para reducir el calor en aulas y patios
Las escuelas a lo largo y ancho de Estados Unidos carecen de sombra, y están pavimentadas con asfalto que absorbe el calor.
Ylenia Aguilar crio a sus hijos en Arizona, por lo que están acostumbrados al calor sofocante.
Recuerda haber visto “niños jugando fútbol y a mis propios hijos desmayarse por, ya sabes, por insolación”, comentó. “Fue ver a mis hijos deshidratados”.
Las escuelas a lo largo y ancho de Estados Unidos carecen de sombra, y están pavimentadas con asfalto que absorbe el calor. Los edificios a menudo son construidos con materiales que irradian calor a los espacios interiores. Los niños son más vulnerables al calor que los adultos, y las temperaturas extremas afectan al aprendizaje, el rendimiento y la concentración. Y los cierres de escuelas por calor son cada vez más frecuentes.
El estrés está relacionado con problemas de salud, como presión arterial alta y problemas de ritmo cardíaco.
Sin embargo, los estragos del calor extremo no se sienten por igual. Los vecindarios de bajos ingresos y las comunidades no blancas pueden ser hasta 3,9 grados Celsius (7 grados Fahrenheit) más calientes que los vecindarios más ricos con población blanca.
Pero hay formas bien conocidas para refrescar las escuelas y los vecindarios. Éstas son algunas de ellas:
Las superficies pavimentadas se calientan mucho bajo el sol. Absorben la energía solar y la irradian lentamente en forma de calor, aumentando las temperaturas hasta unos 3,9 grados Celsius (7 grados Fahrenheit).
Hacer que los patios de recreo y los caminos sean más frescos mediante el uso de reflejantes solares no es algo nuevo, pero el interés ha ido creciendo junto con un mejor entendimiento de cómo la acumulación puede afectar a los vecindarios, lo que se conoce como islas de calor urbanas, explicó Daniel Metzger, investigador de la Facultad de Derecho de Columbia.
Isabella Pires notó por primera vez lo que ella llama la “pandemia de apatía gradual” en octavo grado.
Recientemente, la Facultad de Ciencias, Artes y Emprendimiento hizo pintar su estacionamiento con el mismo revestimiento. En ambas ocasiones, los revestimientos y la mano de obra fueron donados. Sin eso, la escuela habría tenido que recaudar fondos, señaló Scott Starowicz, cofundador y director financiero de la escuela.
Chaffey ha gastado 11,4 millones de dólares en dinero de bonos y fondos de mantenimiento para convertir los techos con tejas de asfalto en techos blancos fríos desde 2017.
Estos techos, así como las cintas para ventanas, las pinturas y otras tecnologías, reflejan parte de la radiación solar, en lugar de permitir que se transfiera al interior en forma de calor. Estas son algunas de las medidas más sencillas y menos costosas que puede adoptar un distrito escolar.
Los expertos coinciden en que los techos frescos reducen la temperatura interior y la necesidad de aire acondicionado.
El distrito también ha invertido en estructuras de acero para sombra, árboles y dispositivos de temperatura para monitorear el estrés térmico.
Cada vez más escuelas se están deshaciendo del asfalto caliente y de las alfombras de goma o pasto sintético y están recurriendo al césped natural, jardines, mantillo o los árboles. Según los expertos, los árboles son una de las mejores formas de refrescar el ambiente.
En la escuela primaria Parkway de Sacramento, los árboles reemplazaron al césped artificial este verano gracias a una subvención. El proyecto forma parte de una iniciativa para bosques en patios escolares de California para aumentar la cubierta arbórea en las escuelas públicas, especialmente en las comunidades desfavorecidas.
Las agencias federales ofrecen subvenciones, pero a menudo no cubren el costo total, y las escuelas a veces no tienen personal para solicitarlas y gestionarlas. También preocupa el aumento de los costos de mantenimiento.
Según V. Kelly Turner, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, depender del dinero de las subvenciones “puede exacerbar por completo las diferencias entre los que tienen y los que no tienen” a la hora de reducir el cambio climático y adaptarse a sus efectos.
Muchos creen que no hay que dejar a las escuelas solas. Cada solución individual marca la diferencia, señaló Greg Kats, de la Smart Surfaces Coalition. Pero combinar esfuerzos con el gobierno local o el vecindario significa que las escuelas pueden sentirse aún más cómodas, comentó
“Es una especie de integración de distintas estrategias en una zona geográfica más amplia”, añadió. “Realmente estás transformando el entorno escolar”.
En Phoenix, los esfuerzos de Aguilar mejoraron el distrito de la escuela primaria Osborn, pero el trabajo continúa. Recientemente recibió dinero para plantar más árboles y añadir más sombra.
Aguilar comprendió que cada vez haría más calor. “Sabía que teníamos que tomar medidas”.
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