¿Qué es la variante del coronavirus C.1.2? ¿Deberíamos preocuparnos?
Los investigadores están rastreando una nueva variante de coronavirus que se identificó recientemente en Sudáfrica y parece tener un número sorprendente de mutaciones con el potencial de darle una ventaja evolutiva sobre otras cepas virales.
La variante C.1.2 se detectó en mayo de este año y se identificó formalmente en julio. Se desarrolló a partir de C.1, una versión del virus que dominó la primera ola de infecciones de Sudáfrica.
En mayo, C.1.2 representó el 0.2% de 1.054 genomas secuenciados por un equipo con sede en ese país como parte de un programa de vigilancia, según un informe preliminar publicado en MedRxiv. En junio, esa cifra ascendía al 1.6% de 2.177 muestras, y en julio había subido al 2% de 1.326 muestras.
Ese patrón es “similar a los aumentos observados en las variantes Beta y Delta en Sudáfrica, durante la detección temprana”, escribieron los autores del estudio, refiriéndose a las cepas de coronavirus identificadas por primera vez en ese país, así como India, respectivamente.
C.1.2 se ha abierto camino desde África a Asia, Oceanía y Europa. Los científicos la han detectado en Botswana, Mauricio, China, Nueva Zelanda, Portugal, Suiza y Reino Unido.
¿Estados Unidos será el próximo? ¿Deberíamos estar preocupados?
Para averiguarlo, hablamos con el Dr. Stuart Ray, inmunólogo y experto en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Johns Hopkins University, y Ramón Lorenzo-Redondo, virólogo molecular de la Facultad de Medicina Feinberg de la Northwestern University.
¿Qué es la variante C.1.2?
Quizá lo primero que hay que saber es lo que no es. Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica las variantes preocupantes en dos categorías:
Variantes de interés: Tienen marcas genéticas vinculadas a cambios en la transmisibilidad, unión al receptor u otros rasgos que pueden mejorar la aptitud del virus.
Variantes de preocupación: Estos son virus para los que existe evidencia real de rasgos que los convierten en un desafío mayor. Por ejemplo, pueden propagarse más fácilmente, causar una enfermedad más grave o reducir la eficacia de los anticuerpos producidos por el sistema inmunológico.
A estas alturas, es probable que haya oído hablar de Delta, la variante altamente transmisible que está provocando un aumento de casos en muchas partes de Estados Unidos. Esa es una cepa de preocupación, junto con Alpha, Beta y Gamma.
Los conocidos como Eta, Iota, Kappa, Lambda y Mu se clasifican como variantes de interés.
Hasta ahora, C.1.2 no ha entrado a ninguna lista.
Entonces, ¿por qué la gente habla de ella?
Los científicos han estado llevando a cabo una vigilancia genómica en muestras que surgen a partir de pruebas rutinarias de coronavirus realizadas en laboratorios públicos y privados en Sudáfrica, y en C.1.2 han encontrado una serie de mutaciones que, en otras variantes de preocupación y de interés, se cree que ayudan al virus a infectar células o evadir las defensas del cuerpo.
Y eso no es todo: también hay “algunas variaciones adicionales que podrían tener importancia” en el éxito del virus, indicó Lorenzo-Redondo.
Ray estuvo de acuerdo.
“Tiene algunas características que podrían llamarse ‘mutaciones de interés’ porque son el tipo de variaciones que hacen que una cepa se convierta en una variante de interés”, señaló.
Muchas de las mutaciones compartidas, como una llamada N501Y, están vinculadas a una capacidad mejorada para unirse con el receptor ACE2 en el exterior de una célula; el virus se dirige a este receptor para “desbloquear” las células y entrar al huésped.
Otras variaciones están relacionadas con la reducción de la eficacia de los anticuerpos, ya sea que se generen en respuesta a una vacuna contra el COVID-19 o una infección previa por coronavirus.
¿Por qué la gente indica que está “altamente mutada”?
La variante parece haber acumulado una gran cantidad de mutaciones en un corto período. Los autores del informe MedRXiv sugieren que la tasa de evolución de C.1.2 es aproximadamente 1.7 veces más rápida que el índice mundial actual del coronavirus en general.
“Es sorprendente porque conlleva tantos cambios que son preocupantes, y también tiene esta característica que parece haber evolucionado rápidamente”, enfatizó Ray.
Los autores del informe indicaron que esta mayor tasa de evolución parecía ser paralela al surgimiento temprano de otras variantes influyentes, incluidas Alfa, Beta y Gamma.
Ray se apresuró a establecer una distinción entre la tasa de mutaciones y el índice de evolución. Las variaciones genéticas son necesarias para que se produzca la evolución, pero no lo garantizan.
“La mutación es un proceso aleatorio”, señaló. Puede tener lugar en cualquier momento en que un virus se replica en el cuerpo de un huésped infectado, y los virus se replican mucho.
La mayoría de estas variaciones genéticas no benefician al virus. Algunas pueden conferir algún tipo de ventaja al ayudar a un virus a adaptarse cuando se enfrenta a presiones ambientales particulares o se le presentan nuevas oportunidades para propagarse.
“Cuando un organismo gana un nuevo nicho, tiene nuevos desafíos que enfrentar”, puntualizó Ray. Cuando eso suceda, “podría evolucionar más rápidamente durante un tiempo”, agregó.
Por su parte, los autores del informe subrayan que el alto número de mutaciones de C.1.2 podría ser el resultado de “un período de evolución acelerada en un solo individuo con una infección viral prolongada” que se extendió mucho más que la duración típica de dos semanas.
Con la capacidad de replicarse libremente durante un largo período de tiempo en el cuerpo de una persona, esas raras y benéficas variaciones genéticas realmente pueden comenzar a acumularse.
¿Son las vacunas, o los anticuerpos de una infección previa, menos eficaces contra C.1.2?
Varias mutaciones de C.1.2 afectan la proteína de pico del virus, que es lo que utiliza para “desbloquear” las células. También es la proteína que las vacunas de ARNm le enseñan al sistema inmunológico del cuerpo a reconocer para que esté preparado contra un ataque.
Si los anticuerpos se crean en respuesta a una infección, se adaptan a la proteína de pico particular utilizada por el virus invasor.
De cualquier manera, los cambios en la proteína de pico “son preocupantes porque pueden tener un impacto en los anticuerpos y otras respuestas inmunes, lo que puede interferir con la entrada del virus en las células”, señaló Ray.
Si esos cambios son lo suficientemente significativos como para evitar que los anticuerpos reconozcan a la variante C.1.2, puede ser más fácil que se escapen del sistema inmunológico.
“Debemos tener cuidado”, enfatizó Ray.
Pero los anticuerpos no son la respuesta inmunitaria final del cuerpo, puntualizó. Las células T y los llamados linfocitos pueden atacar cuerpos extraños, incluido un virus que encuentran.
“Todavía hay mucho que las células T pueden reconocer”, señaló Ray.
¿Cuán preocupados deberíamos estar?
Puedes tomar un respiro. Los expertos comentan que la aparición de una nueva variante no significa necesariamente una fatalidad inminente.
“Muchas de las cepas de las que escuchamos son como un fogonazo en la sartén; no estamos muy seguros de si se convertirán en algo grande”, indicó Ray.
En este momento, Delta es la preocupación mucho mayor y, como la cepa dominante aquí en Estados Unidos, la variante para combatir.
“Hemos aprendido que estas carreras entre cepas realmente nos dicen mucho sobre lo agresivas que son”, comentó Ray, señalando la forma en que Delta creció rápidamente para dar cuenta de la mayoría de las nuevas infecciones por coronavirus. “Si una variante no puede superar a sus rivales”, es menos probable que sea una amenaza igualmente persistente.
“Necesitaríamos ver a este C.1.2 superar a Delta en algún momento. Y, por supuesto, una posibilidad es que obtenga alguna función que le permita hacer eso”, expuso Ray. “Así que tenemos que estar atentos”.
La mayor preocupación es esta, señaló Lorenzo-Redondo: que surgirán variantes más peligrosas a medida que las infecciones continúen propagándose a través de poblaciones vulnerables no vacunadas.
“Es una guerra global en este momento”, señaló.
Para evitar el incremento de más cepas que podrían prolongar la epidemia, indicó, más personas en todo el mundo necesitan tener acceso a las vacunas.
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