Hasta 1 millón de galones de agua... ¿En una noche? Eso es el equivalente para algunos campos de golf en el desierto - Los Angeles Times
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Hasta 1 millón de galones de agua... ¿En una noche? Eso es el equivalente para algunos campos de golf en el desierto

A man and a woman stand next to a fence
Los ecologistas Robin Kobaly y Doug Thompson están preocupados por la cantidad de agua que se usa para regar los campos de golf en el Valle de Coachella.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)
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Doug Thompson no podía creer lo que le acababan de decir. Su esposa, una botánica, estaba asesorando a un club de campo de Coachella Valley sobre jardinería resistente a la sequía, y Thompson, quien se puso a hablar con el jardinero, preguntó cuánta agua se necesitaba para regar un campo de golf.

‘Dijo con orgullo, que acababan de computarizar su sistema y que habían logrado bajar a 1.2 millones de galones por noche’, recuerda Thompson, un ecólogo que dirige expediciones de ciencias naturales. ‘Pensé que no lo había escuchado correctamente, así que, unos 30 minutos después, volví a preguntar y me respondió lo mismo’.

Esa conversación tuvo lugar hace unos años. Pero en medio de una sequía prolongada -que provocó la primera notificación federal de escasez de agua en la cuenca del río Colorado- y generó llamados para una mayor conservación en toda California, Thompson y su esposa, Robin Kobaly, se volvieron más conscientes de todos los problemas y, además, del contraste entre los exuberantes campos de golf verdes con respecto al paisaje árido del Valle de Coachella.

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¿Cuántos campos de golf existen?

Alrededor de 120, muchos de ellos, uno al lado del otro, sobre el suelo del desierto, con estanques decorativos, fuentes y arroyos. Es una de las mayores concentraciones de campos de golf del mundo.

‘De la tarea que hemos hecho... los campos pequeños usan al menos varios cientos de miles de galones por noche, pero los campos más grandes están en el rango de 1 millón de galones o más’, dijo Thompson.

‘No solo es un atropello’, agregó, ‘sino que muchos meses del año, hace demasiado calor para jugar al golf en el desierto, pero el riego continúa, de todas formas’.

Cuando me reuní con Thompson y Kobaly en el desierto, me dijeron que no estaban tratando de cerrar la industria del golf, y estoy de acuerdo con ellos en este punto. No habría Palm Springs sin golf, del mismo modo que no habría Rat Pack sin Sinatra. La industria emplea a varios miles de personas, atrayendo hordas de pájaros de las nieves e inyectando hasta mil millones de dólares a la economía local.

Pero el planeta ahora gira sobre un pincho como brocheta, siendo asado y tostado de maneras que están transformando los paisajes y obligándonos a adaptarnos. Thompson y Kobaly se preguntan por qué los campos de golf no están haciendo más para preservar el medio ambiente.

‘Esta crisis del agua es enorme’, dijo Thompson. ‘Nos piden que hagamos cosas como no dejar el agua corriendo cuando te cepillas los dientes, y hasta es ilegal lavar tu auto a menos que cierres la válvula de la manguera. Eso podría ahorrar 10 galones de agua; mientras tanto, se están utilizando un millón de galones por noche en todos los campos de golf del Valle de Coachella’.

Cuando le presenté estas observaciones a Craig Kessler, director de asuntos gubernamentales de la Asociación de Golf del Sur de California, se mostró más que feliz de responder, así como también para compartir su amplio conocimiento en política estatal del agua.

Y me planteó una situación problemática.

Kessler expresó que los campos de golf de Coachella Valley están en mucho mejor estado -en términos de suministro de agua- que los campos de golf en los climas más húmedos de California. Eso se debe a que el desierto, que tuvo menos de una pulgada de lluvia en la última temporada, tiene mucha más agua para extraer, incluido un vasto acuífero que se encuentra debajo del suelo del desierto.

‘Es complicado y contradictorio’, dijo Kessler, pero muchos campos de golf costeros, que dependen de la capa de nieve y la lluvia derretida del estado, han sido más afectados por la sequía que los del desierto.

The Coachella Valley Water District -Distrito de Agua de Coachella Valley- (CVWD), que sirve a 105 de los campos de golf, se basa en el Proyecto de Agua de California, el río Colorado y el acuífero. Kessler, quien dirige el Grupo de Trabajo de Agua y Golf de Coachella Valley, dijo que gran parte del agua utilizada para regar los campos de golf no es potable.

Sin embargo, esos 120 campos de golf utilizan cantidades masivas de agua muy valiosa y cada vez más escasa. Kessler señaló que el valle tiene menos del 1% de la población del sur de California, pero posee el 28.6% de sus campos de golf. Agregó que el golf, consume menos del 1% de toda el agua que se usa en California, pero casi el 25% del agua del Valle de Coachella.

Entonces, ¿qué están haciendo al respecto? Mucho, dijo Kessler, y el esfuerzo de conservación se remonta a varios años. Los campos de golf han estado eliminando césped, estrechando calles, instalando sistemas de riego más sofisticados, investigando pastos con menor necesidad de agua y reduciendo la práctica de “resiembra”, que ha mantenido los campos verdes en los meses de invierno, cuando el pasto Bermuda se vuelve inactivo.

Jim Schmid, director de operaciones del Lakes Country Club de Palm Desert, me dijo que tiene una estación meteorológica en el lugar para ayudar a administrar y reducir el riego. Y agregó que, gran parte del agua que usa, es agua reciclada de la que “el distrito necesita deshacerse porque no la han tratado a un valor requerido para su uso con fines potables”.

Josh Tanner, gerente general de Ironwood Country Club en Palm Desert, dijo que Ironwood bombea su agua del suelo y paga una tarifa al Organismo Administrador de Agua para reponer el acuífero con agua importada. El club ha reducido su consumo de agua en un 20% en los últimos años, señaló Tanner, en gran parte reemplazando el césped con jardines nativos.

Los golfistas profesionales pasan junto a una fuente de agua
Los golfistas profesionales pasan junto a una fuente de agua en el campo del estadio Pete Dye en PGA West en La Quinta en enero.
(Marcio José Sánchez/Associated Press)

Pero no parece que todos los campos de golf estén haciendo lo necesario. Y el CVWD, como me dijo Doug Thompson, no proporciona datos sobre el uso del agua por campos de golf individuales. Cuando pregunté por qué, Katie Evans, directora de comunicaciones y conservación de CVWD, me respondió que el distrito no comparte información sobre clientes individuales. De hecho, el Organismo Administrador de Agua fue demandada por la divulgación de la información, pero prevaleció en la corte.

The Desert Sun informó en 2018 que la industria del golf no había cumplido su propio objetivo, establecido en 2014, de reducir el uso de agua en un 10% por debajo de los niveles de 2010. Kessler me dijo que los campos de golf utilizaron un 9% menos de agua en 2020 que en 2013 cuando se utilizó un cálculo complejo que tiene en cuenta la evaporación, pero solo un 5.6% menos en volumen total.

En el Valle de Coachella, años de crecimiento agotaron severamente el acuífero, al igual que el riego agrícola ha drenado las capas freáticas del Valle Central hasta el punto en que el suelo se está hundiendo. El gobernador Jerry Brown firmó una legislación en 2014 que requiere que las comunidades desarrollen estrategias de sostenibilidad de las aguas subterráneas, y la CVWD ha “promocionado su progreso” en la estabilización y el aumento de los niveles de aguas subterráneas.

Pero eso se debe, en parte, a que el valle puede recargar el acuífero con agua del río Colorado y el agua bombeada desde el norte de California. Sin embargo, las asignaciones actuales no durarán si continúan las tendencias de la sequía y se intensifican las guerras por el agua.

Una de las cosas que más le molestan a Thompson y Kobaly es que las facturas de agua residencial se basan en un sistema de precios escalonados que fomenta la conservación, pero el golf y la agricultura pagan tarifas fijas.

Tienen un aliado en Mark Johnson, ex director de ingeniería de CVWD y crítico frecuente del organismo. Johnson, jubilado, dijo que los usuarios residenciales han ayudado a preservar mucho más que la agricultura, que usa aproximadamente la mitad del agua del distrito, y significativamente más que la industria del golf, que utiliza menos del 25%.

‘Absolutamente, hay una inequidad’, afirmó Johnson, y, en efecto, los usuarios residenciales ‘subsidian la infraestructura utilizada para llevar agua a los campos de golf’. Johnson, un golfista, dijo que solía jugar en un campo de La Quinta donde ‘estaban regando áreas que ni siquiera estaban en uso y también regaban hoyos de arena’.

Entonces ¿por qué no instituir precios escalonados para el golf y la agricultura, al igual que para los usuarios residenciales?

Evans, de CVWD, dijo que tales precios están prohibidos por el código estatal de aguas, pero que podría ser posible implementar “una estructura de precios diferente” en el futuro.

Estaré atento a ver cómo va eso, pero vale la pena señalar que tres de los cinco miembros de la junta directiva de la Organización para la Administración de Agua están en la industria agrícola. El agua y el aceite no se mezclan, pero en California, el agua y la política siempre lo hacen.

‘Estoy de acuerdo con que se puede hacer más para preservar’, comentó Evans. ‘En este momento, estamos lanzando nuevos anuncios de conservación y continuamos ofreciendo una amplia gama de programas. ... Para ser sostenibles, debemos ser prudentes en cuanto al agua’.

Kessler -a pesar de defender el historial de conservación del golf- confesó que, si la sequía y las temperaturas más altas continúan, mantener la tasa reciente de conservación “no será suficiente para los próximos 10 a 25 años”.

A menos que empiece a llover de nuevo, como solía hacerlo, todos en California tendrán que arreglárselas con menos agua en un futuro muy cercano, no dentro de 10 o 25 años.

Thompson y Kobaly, que no son golfistas, tienen una sugerencia. Han estado estudiando los campos de golf estilo links, que son comunes en otros países y utilizan mucha menos agua. El jugador da el primer golpe en una zona verde y el putt en otra, pero la mayor parte del área intermedia es natural y no se riega.

‘No tengo nada en contra del golf’, aseguró Thompson. ‘Pero tienen que encontrar una forma diferente de hacerlo’.

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