Huyó para sobrevivir de la guerra y ahora vuelve con un cargamento de esperanza para El Salvador
Los Ángeles — La guerra en El Salvador desgarró a la familia de Antonio Ayala. Ese conflicto civil todavía provoca sinsabores a este presentador de televisión, pero la infancia que vivió en esa nación le sirvió para contrastar esa etapa dolorosa e inspirarse para volcar su solidaridad con los más vulnerables.
Ayala, de 56 años, se le ve por la pantalla chica en el programa Hola El Salvador desde 1996 en la televisión estadounidense. Cada semana cuenta historias y muestra paisajes sobre la cultura salvadoreña, en una producción que ha crecido junto a la migración de cuzcatlecos a este país.
“Siempre que hay inundaciones y huracanes mandamos estos contenedores”, aseguró.
Este sábado, dejó la cámara y el micrófono para sumarse a un equipo de voluntarios, que estaban recibiendo donaciones de sillas de ruedas, muletas y andaderas. Estas donaciones eran organizadas y colocadas en cajas dentro de un contenedor de 45 pies que saldrá el 2 de julio hacia Centroamérica.
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Han pasado 24 años desde que comenzó a enviar ayuda a su tierra natal. En un principio, en la Navidad de 1996, se llevaron 8 cajas con unos 1.500 juguetes. En diciembre pasado, fueron distribuidos unos 50 mil juguetes, los cuales se recolectan con ayuda de los televidentes que confían en esta iniciativa.
“Me recuerdo de mi niñez, en mi cantoncito; me volvía loco cuando mi papá me llevaba un juguetito”, rememoró el oriundo de San Vicente.
Ayala se crió en el municipio de Tecoluca. Su padre era un ganadero en el cantón El Socorro. En 1980, al sonar las balas y las granadas por la guerra, dejaron las vacas y los cultivos. Llegaron como desplazados a Santo Tomás, en el departamento de San Salvador, a rentar una pequeña vivienda.
En 1981, sin ninguna advertencia ni señal, fueron secuestrados y torturados tres de sus hermanos. Los cuerpos fueron encontrados 30 días después, en la carretera vieja que conduce hacia la ciudad de Zacatecoluca, departamento de La Paz. “Supuestamente fueron los escuadrones de la muerte”, indicó.
“Fue bien difícil, fue lo más trágico que nos pudo pasar”, rememoró al destacar que él mismo fue a reconocer los cuerpos. A su hermano menor, de 14 años, lo pudo identificar porque usaban las mismas camisas. “Mi madre no se volvió loca porque Dios es grande”, dijo.
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Sus padres tuvieron que cuidar cuatro nietos huérfanos. En ese momento, Ayala tenía 16 años. Era el único hijo varón que le quedaba a sus padres, aparte de dos hijas que todavía viven. A raíz de lo ocurrido, una hermana que vivía en Los Ángeles lo mandó a traer de forma indocumentada.
“Al momento de graduarme mi hermana me dijo: ‘Te tienes que venir’”, relató.
Salió de El Salvador en mayo de 1982, después de graduarse de bachiller. Al comenzar esa década, fueron miles de familias que emigraron en busca de refugio en Estados Unidos.
Casi 40 años después, Ayala sigue entrelazado a su terruño. A veces, aunque quiere suspender esta ayuda humanitaria, son los mismos televidentes los que lo animan para que siga llevando contenedores como el que terminará de cargar este domingo, con donativos que la gente sigue llevando.
“Encuentro a televidentes que dicen: ‘Ahí le tengo tres sillas de ruedas, andaderas, juguetes’. Entonces le digo a mi esposa: ‘Ya no nos podemos escapar de hacer este proyecto’, porque ya nos identifica la comunidad”, confesó.
Ayala utiliza el programa Hola El Salvador, transmitido por Centroamérica TV, para invitar a la comunidad a que done.
En el 2008, se creó Hola El Salvador Fund, la cual se registró como una organización no lucrativa ante el estado de California. De esta forma, ha logrado construir y equipar escuelas, construir viviendas a personas de escasos recursos y dotar de computadoras a centros educativos, entre otras acciones.
Una de las obras que no olvida es la construcción de una escuela en Jiquilisco, departamento de Usulután. A través de un periódico, leyó que un grupo de 45 niños recibía clases bajo un árbol de mango. Se les construyó dos salones de clases y desde Los Ángeles les llevaron los pupitres.
“Esta ayuda llega a los cantoncitos, a los lugares más humildes de El Salvador”, manifestó Ayala.
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Este contenedor sale el 2 de julio y se espera que llegue a El Salvador 10 días después. Ayala piensa viajar en los primeros días de agosto, cuando se abra el aeropuerto de ese país, para entregar directamente la ayuda a las organizaciones y personas que va dirigido el donativo.
“Aquí no hay colores políticos, lo bonito es ayudar incondicionalmente, a la gente que más lo necesita”, advirtió Ayala.
Las personas que desen realizar sus donativos de sillas de ruedas, muletas, andaderas, ropa, juguetes e implementos deportivos, se pueden llevar este domingo, entre 11 am y 7 pm al estacionamiento del restaurante Fiesta Mexicana, ubicado en el 1834 W. Florence Ave, en Los Ángeles.
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