Un poeta y activista inmigrante enfrentaba la deportación, pero jugadores de la NFL se unieron para liberarlo
Su caso rápidamente atrajo el apoyo de defensores de los derechos de los inmigrantes...
Hace unos meses, el futuro de José Bello parecía sombrío: detención, encarcelamiento, deportación y una separación a largo plazo de su pequeño hijo.
Su único delito, afirmó, había sido leer un poema.
En mayo pasado, en una reunión de la junta de supervisores del condado de Kern en Bakersfield, el nativo de México de 22 años, trabajador agrícola y reconocido activista universitario subió al podio, se inclinó hacia el micrófono y recitó los versos que provocarían el alboroto.
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“Querida América”, comenzó Bello, “nuestra administración ha fallado/nos ha quitado nuestros derechos y nuestra libertad/¿y aún así espera ser aclamada?”.
Con tono monótono, opuesto a su ardiente mensaje, avanzó. “Querida América/tú y tu administración causan miedo/miedo de separación/en lugar de generar confianza con nuestra gente, ¿prefieren esta tensión?”.
Treinta y seis horas después, en la mañana del 15 de mayo, oficiales de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) arrestaron a Bello en el exterior de su casa, en Bakersfield. Más tarde ese día, su madre, Araceli Reyes, se sorprendió al ver que el automóvil de su hijo aún estaba estacionado frente a la casa familiar; el chico normalmente estaría trabajando en los campos cercanos para las 8 a.m.
Yovanny Ontiveros-Cebreros llegó a la corte de Sacramento con la esperanza de declararse inocente de los cargos por delitos graves y poder irse a su casa.
Muy pronto, familiares y amigos se enterarían de que Bello, quien nació en México y vive en Estados Unidos sin estatus legal desde que tiene tres años, había sido detenido por Inmigración y se enfrentaba a la deportación y una separación potencialmente a largo plazo de su hijo de un año de edad, Ethan, nacido en Estados Unidos.
Su caso rápidamente atrajo el apoyo de defensores de los derechos de los inmigrantes, quienes afirman que Bello es víctima de agentes federales exagerados, envalentonados por las políticas de la administración Trump, que pisotearon sus derechos de la Primera Enmienda.
Bello había experimentado un encuentro con ICE un año antes, en mayo de 2018, que lo llevó a un centro de detención durante varios meses, hasta que amigos y familiares pudieron reunir los $10.000 de su fianza. Pero esta vez, la suma fue fijada en $50.000.
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La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) y un bufete de abogados han presentado una demanda en nombre de una mujer de San Bernardino que pasó un día bajo custodia de inmigración a pesar de haber repetido que era ciudadana estadounidense.
Sus detractores, incluidos los grupos que favorecen más restricciones a la inmigración, afirman que Bello está pagando correctamente el precio por estar en el país sin estatus legal, después de que su arresto anterior, en 2018, y de otro relacionado con conducir bajo la influencia (DUI), a principios de este año, lo puso en el radar de ICE.
En junio, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) presentó una demanda alegando que su última detención violaba los derechos de libertad de expresión de Bello, e instó a que se redujera su fianza. La ACLU argumentó que Bello estaba siendo castigado simplemente por decir lo que pensaba.
“Creemos que [el arresto es] parte de las represalias de ICE contra él, y el deseo de silenciar a un destacado activista crítico con la agencia”, remarcó Jordan Wells, el abogado principal del caso. Un portavoz de ICE en San Francisco declinó hacer comentarios, citando leyes de privacidad.
El 16 de julio, un tribunal de distrito de Estados Unidos en San Francisco rechazó la demanda de la ACLU, y en una entrevista telefónica previa -realizada desde el centro de procesamiento de ICE de Mesa Verde, en Bakersfield, donde estaba recluido- Bello se reconoció abatido. Había visto llorar a hombres adultos porque no podían mantener a sus familias mientras estaban detenidos. “Todos se sienten miserables”, afirmó, con la voz apagada y áspera. “Siento mucha frustración e impotencia”.
Pero después de pasar 90 días detenido, José recibió ayuda de sorprendentes benefactores. El mes pasado, dos jugadores de la Liga Nacional de Fútbol (NFL) se pusieron en acción, junto con el Fondo de Libertad de Inmigrantes de Nueva York y la Red del Fondo Nacional de Fianzas, para pagar la fianza de $50.000.
Josh Norman, un defensa lateral de los Washington Redskins, y Demario Davis, defensa de los New Orleans Saints, se habían enterado del caso a través de miembros de Players Coalition, un grupo que reúne a atletas para centrarse en varios temas de justicia social. En una entrevista, Norman afirmó que los inmigrantes con un estatus legal incierto, como Bello, tenían pocas opciones o recursos, y que él quería ayudar.
“Quiero decir, ¿cuándo será suficiente?”, se preguntó Norman. “Hay familias y personas con el corazón roto y destrozado por las cosas que estamos haciendo en nuestro país. Tenemos que recuperar a este joven”.
El representante de Norman dijo que el jugador de fútbol había estado activo en nombre de los derechos de los inmigrantes durante el último año. Hizo donaciones a un centro de detención administrado por Caridades Católicas del Valle de Río Grande, en Texas, e impulsó una reforma educativa en todo el condado. Ahora, espera que más atletas hagan lo mismo. “Hicimos un pequeño cambio”, dijo, “pero hay mucho más por hacer en ese sentido”.
Que pagaran su fianza -y precisamente dos profesionales de la NFL- sorprendió a Bello, aunque su abogado supo tres días antes que los ayudarían. “Me sentí realmente honrado y privilegiado al poder decir que superé esta prueba y salí con todo ese apoyo”, declaró.
El 12 de agosto, Bello fue liberado y ahora está de vuelta en casa. Cuando fue detenido, comentó, estaba “tomando medidas adicionales para proveer para mi hijo, para ser un mejor hijo para mi madre, un mejor modelo a seguir para mi hermano pequeño”. Sigue convencido de que fue un objetivo de ICE debido a su recital público, pero prometió seguir abogando por otros inmigrantes sin estatus legal. “Siempre voy a hablar abiertamente sobre las necesidades que enfrenta mi comunidad”, remarcó Bello. “Hay mucha gente indocumentada. Especialmente por el hecho de que he trabajado en los campos; eso siempre ha sido parte de mi vida. No puedo hacerme de la vista gorda”.
Sin embargo, los miembros de un grupo con sede en Washington, D.C., que favorece las restricciones a la inmigración, consideran que la protesta pública de Bello no es el motivo por el que fue detenido. “La razón por la que está allí es por violar la ley de inmigración de Estados Unidos”, aseveró Ira Melham, director de medios de Federation for American Immigration Reform. “Eso es lo que prescribe la ley”.
En su infancia en Bakersfield, Bello vio que muchos en su comunidad compartían su confusión sobre las limitaciones de vivir en Estados Unidos sin estatus legal. Después de cumplir 16 años, el muchacho comenzó a ayudar a su madre a trabajar en los campos. Con los años, Bello se convirtió en granjero; se levantaba temprano por la mañana para recoger verduras y frutas, mientras aún estudiaba en la preparatoria y la universidad, afirmó Reyes, su madre.
Hace aproximadamente dos años, se inscribió en el Bakersfield College, donde se especializa en ciencias políticas y participa en varias organizaciones del campus, incluida Youth Empowering Success, que aboga por los jóvenes en cuidados de crianza y los estudiantes previamente encarcelados.
En su tiempo libre escribe poemas, como “Dear America”, el que recitó frente a la Junta de Supervisores del Condado de Kern. En sus ensayos y poesía, Bello a menudo recuerda las experiencias que tuvo al crecer, comentó Octavio Barajas, su mentor en Bakersfield College.
Barajas recuerda un ensayo en particular escrito por José, acerca de cortarse el cabello antes de venir a este país, para parecer más “estadounidense”. Pero durante su infancia, dijo, “Tuvo una falta de comprensión de lo que significaba tener estatus legal, contar con documentos”, afirmó Barajas. “Estaba realmente confundido al respecto. Esto que él consideraba que debía ser algo tan minúsculo, generó un gran perjuicio en su vida”.
El hermano mayor de Bello, Oscar, fue deportado a México el año pasado. José planea regresar a la universidad este otoño y volver a encaminarse para su graduación, en parte para seguir ayudando a su madre, a quien ha apoyado financiera y emocionalmente desde que era un adolescente. “Siempre me decía en los momentos difíciles: ‘No te preocupes mamá, vamos a superar esto’”, contó Reyes. “Cuando recibía su cheque de pago, me lo daba de inmediato, y me decía: ‘Aquí tienes, mamá, para lo que tengas que pagar’”.
Cuando Bello fue arrestado por primera vez por ICE en mayo de 2018, a fines de agosto recuperó su libertad, cuando otros estudiantes, familiares y amigos se unieron para recaudar su fianza. Muchos de ellos lo admiraban por el trabajo que hacía en Bakersfield College y por ser franco sobre su estatus migratorio. “Mucha gente tiene demasiado miedo por su condición de indocumentado, pero él se aseguró de hablar porque sabía que quedarse callado no iba a cambiar nada”, dijo Tania Bernal, de 27 años, quien recientemente se graduó de Bakersfield College.
Después de esa primera detención, Bello se convirtió en un crítico aún más activo de las políticas de inmigración, hablando y actuando en manifestaciones y eventos escolares.
En enero, la policía del condado de Kern lo arrestó por conducir bajo la influencia, según muestran los registros de la corte del condado. Fue sentenciado a cinco días en la cárcel y se le exigió pasar por un programa de DUI, de acuerdo con la orden del juez que niega la petición de Bello. También tiene varias “infracciones juveniles”, conforme la misma orden judicial, aunque no está claro cuáles son las infracciones ya que su registro de menores ahora está sellado.
Los representantes de Bello argumentan que la condena por el DUI a principios de 2019 no fue lo que provocó el arresto por parte de ICE, en mayo. La presentación afirma que si ICE hubiera querido arrestarlo a raíz del DUI, lo habría hecho, ya que “recibe todas las huellas digitales que las jurisdicciones locales, como el condado de Kern, envían a la base de datos del FBI al procesar un arresto, y las compara automáticamente con el banco de huellas digitales del Departamento de Seguridad Nacional”.
ICE también pudo haber detenido a Bello en su audiencia de inmigración, en febrero de 2019 en San Francisco, pero no lo hizo, escribió la ACLU.
Melham, sin embargo, consideró que ICE tenía derecho a arrestar a Bello en cualquier momento, ya que estaba en el país sin estatus legal. “No hay nada que diga que ICE no pueda arrestarlo simplemente por su violación de las leyes de inmigración de Estados Unidos”.
En una decisión escrita emitida en julio, la jueza Sallie Kim dijo que aunque el tribunal considera que la conducta de ICE era “muy sugerente de intención de represalia”, existía claramente una “causa probable” para arrestar a Bello, refiriéndose a su falta de estatus legal y a sus condenas por DUI, y por lo tanto, “el reclamo de arresto por represalia no es viable”.
De acuerdo con la presentación de la corte de la ACLU, Bello también tiene una petición pendiente para una visa U, que, de ser otorgada, permite que ciertas víctimas de delitos obtengan un estatus legal en los Estados Unidos. Los detalles de esa petición no estaban disponibles debido a cuestiones de privacidad, ya que su solicitud de visa aún está pendiente.
La novia de Bello, Edith Mata, de 23 años, lo visitó varias veces mientras estaba detenido, incluso junto con la madre de José, y con Ethan. Bello inmediatamente abrazó a su hijo, pero un guardia cercano le dijo que eso no estaba permitido. “El bebé sólo quería a su papá”, afirmó Mata. Bello debió acortar la visita.
Aunque el abogado de José no está seguro de qué pasos podría dar ICE a continuación, por ahora Bello y su familia están de vuelta unidos. Al ver a su hijo otra vez, contó él, restableció una sensación de permanencia que había desaparecido durante su detención. “Pude cargarlo todo el tiempo que quise”, explicó.
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